miércoles, 24 de septiembre de 2008

¿Son mejores que los de River?... para mí si...

¿Son mejores que los de River?Los pibes de Boca brillaron en la goleada a la Liga y abrieron el debate: ¿hoy la hegemonía se trasladó de barrio? ¿Quién es más en Juveniles? ¿Cuál de los dos vende mejor a sus joyas? El superclásico, a full.

García, Forlin, Philippe, Chávez, Muñoz, Fondacaro y Mouche, titulares en el 4-0. En River la última joya es Buonanotte.

La reciente demostración, ese baile que le dieron al campeón de América por la Copa, el 4-0 a la Liga que despertó el "mirá vos los pibes de Boca, che, qué flor de partido se mandaron, están saliendo buenos, ¿no?", también revivió una historia que, a pura rivalidad, los enfrenta una vez más en un círculo clásico: ¿Son ellos, los chicos de Boca, mejores que los de River? ¿Vale el último partido como sentencia? ¿Se revirtió ese reinado que en Núñez supieron conseguir?

Es indudable que Boca sigue cosechando hoy esa siembra que Griffa hizo en terreno virgen. Ahora los jugadores le explotan por todos lados. En nueve meses, Ischia ya hizo debutar a 12 pibes. Algunos, tres de ellos, ya se fueron (Nayar por las suyas, Ibáñez, vendido, y Monzón, a préstamo). Y el martes jugaron casi todos en un mismo equipo. Mejor ocasión de muestra, imposible. Sin embargo, en River contrastan este boom del baby Boca desde otra enfoque: sostienen que las medallas no se cuentan por partidos, sino por permanencia. Y si bien Simeone, en su ciclo, hizo debutar sólo a dos chicos (Gustavo Bou y Mauro Díaz), tiene en su actual equipo titular-titular más jugadores provenientes del semillero que Boca: Augusto Fernández, Ahumada, Abelairas, Buonanotte y Falcao (lesionado).

En este punto, en la consolidación de sus productos de Inferiores, es donde se plantan en Núñez. Desde junio del 2004 Boca hizo debutar en Primera a 36 jugadores propios contra 25 de su rival. Lo supera en cantidad y la calidad, se interpreta, es material discutible. Aun así, los chicos de River que debutaron tuvieron, entre todos, más minutos en cancha: 33.501 contra 26.580, lo que se entiende como una mayor continuidad. 

Pero también es alegato válido ante el juez que Boca, en este tiempo, tuvo un equipo ganador que conservó como tal con figuras inamovibles (¿cómo sacar a Palermo, a Palacio, a Ibarra o a Riquelme?). Dice la teoría que los pibes suelen ser refresco para las crisis y acaso fue un recurso que utilizó, por caso, Passarella (subió a 15 benjamines).

Las ventas son otro punto que pisa fuerte. Tomando como punto de partida el 2004, Boca tuvo las mejores o, acaso, las más ruidosas por club de destino, millones y el valor reciente (Gago y Banega a la cabeza). Pero River también exportó lo suyo (más allá de paquetes de necesidad y urgencia) con Mascherano, Higuaín, Carrizo, Menseguez y Maxi López.

La mirada hacia abajo también invita al pan y queso. Boca se florea en Reserva y River pierde o empata más de lo que gana porque sufrió un vacío que generó que hoy, en el preliminar, jueguen chicos de categoría 91, todavía con lógica falta de cocción. Sin embargo, en Inferiores, hoy River marcha mejor que su rival, aunque por lo pronto es un buen presente que la Primera tardará en recibir. Vaya paradoja para los últimos años: ahora en Núñez festejan más abajo y Boca brilla y promueve arriba.

Incluso en la línea de talentos precoces, con mismo puesto de referencia, hay coincidencias: Forlin, el central que la rompió con Liga, estuvo ocho meses en el Real y se volvió por falta de pasaporte. Musacchio, el dos que mejor pinta en River (debutó con 16), tenía todo arreglado para ir al gigante de Madrid y no fue... por el pasaporte.

En fin, Boca aún no quebró la hegemonía de River, pero sí revirtió una tendencia. El futuro seguirá jugando este clásico.

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