domingo, 14 de septiembre de 2008

La delgada línea roja...

La delgada línea rojaLunati tuvo una tarde horrorosa, que no fue peor gracias a tres aciertos clave de sus asistentes Romero y Maidana. El árbitro recibió críticas de ambos equipos.

Ledesma increpa al línea 2, Diego Romero, mientras Rodríguez lo agarra del cuello.

Las entrañas de la Bombonera son el infierno, con puntos volcánicos como el vestuario visitante y el de los árbitros. De un lado, despotrican contra Pablo Lunati. Este se llama a silencio. En el medio, las voces más pesadas de Boca también critican al juez. Es que la erupción fue generada por sus decisiones, aunque no hayan incidido en el resultado.

Leyendo el desarrollo, las omisiones de Lunati fueron caldo de cultivo para que el partido llegara al punto de ebullición: en el primer tiempo debió amonestar a tres jugadores de Boca por infracciones que ameritaban tarjeta (fouls de Vargas a Fredes, de Cáceres a Gandín y de Battaglia a Montenegro) y también a Morel y el Rolfi por el manoseo que protagonizaron en la mitad de la cancha, quizá resabio de la duda que había dejado el bombazo de Núñez que atronara en el travesaño y sacudiera la cal de la línea del arco defendido por Caranta. La sumatoria de estos hechos fue como el efecto invernadero, a pesar de que en el disparo del Gordo de Independiente hubo pleno acierto del juez asistente Diego Romero, en una jugada complicadísima por su velocidad. Con esos antecedentes, la fricción disminuyó hasta que Montenegro sacudió feo a Paletta y los dos tuvieron que salir para ser atendidos, a los 28 del segundo tiempo. En ese momento, el infierno dejó de ser encantador: los dos volvieron al campo y Lunati amonestó al Rolfi, por el foul, que claramente era para expulsión. Enseguida, Hernán Maidana, su primer asistente, impidió que se ejecutara un córner marcándole al árbitro que Paletta y Montenegro reingresaron sin autorización. "Echalo", le dijo Maidana claramente a Lunati, en referencia al 10 del Rojo. Eso pasó, además de la amarilla para el zaguero de Boca. Y ardió Troya. Todos coincidieron en que Lunati dio la orden para que volvieran. El juez señaló, como única declaración, que no dio "la orden para que ingresaran". Pero la visión general indica lo contrario. "Yo veo que él me da la orden. Podía tardar dos minutos más y no pasaba nada, no entré para sacar ventaja", explicó el Rolfi.

Luego, el caos: roja para Guillermo Rodríguez, quien le hizo gestos de pago, con una mano golpeando sobre otra, al línea Romero, y éste informó a Lunati para que lo expulsara, en otro acierto (al final, marcó bien offside de Battaglia en el gol anulado a Chávez). Independiente enloqueció y Rodríguez peor, tomando del cuello al asistente. Luego se disculpó en el vestuario. Todo desvirtuado. Si hasta Ischia sacudió a Lunati por los escasos cinco minutos adicionados: "El partido estuvo parado siete veces: cinco minutos ahí, cuatro en el medio, tres en el otro lado; y hubo cinco cambios. Cuando era técnico de Central, una vez Lunati dio 11 minutos en la cancha de River (le empataron en ese lapso). Y no hubo complicaciones como acá". Todos en el horno...

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