jueves, 30 de octubre de 2008

Fallecio Pedro Pompilio.

El presidente del club Xeneize tenía 55 años y sufrió un infarto esta mañana. Había asumido el cargo en diciembre pasado, tras imponerse en las elecciones y luego de la salida de Mauricio Macri. 

DE LUTO. El fútbol argentino está conmovido por la muerte de Pompilio.


A todos nos duele mucho que haya fallecido Pedro", indicó Serna. (La Red)
Un profundo sentimiento de tristeza invadió al fútbol argentino. Pedro Pompilio, presidente de Boca, murió esta mañana a causa de un paro cardíaco. Tenía 55 años y había asumido en diciembre del año pasado, aunque su trayectoria como dirigente se remontaba a la década del ochenta. 

Desde 1995 hasta 2007, Pompilio fue vicepresidente de la institución, durante la gestión de Mauricio Macri. Y también era vicepresidente segundo de la AFA. "No puedo hablar. Era un hijo para mí. Lo vi nacer. Tuvo luchas bravas, él estaba sobreviviendo en un club como Boca, que no es fácil'', dijo llorando Julio Grondona, en declaraciones a Radio Del Plata.

En tanto, Antonio Alegre, presidente de Boca entre 1985 y 1995, también manifestó su consternación. "Tengo un disgusto encima, una tristeza, una amargura, porque era una persona excelente... Yo era feliz con que él sea presidente de Boca. El daba todo por el club, tenía una línea de conducta extraordinaria. Era un señor en todo aspecto". 

Pompilio estaba casado y tenía dos hijos. Su familia y Boca eran sus dos grandes pasiones. Al club llegaba bien temprano y se retiraba muy tarde, pese a que además era dueño de una fábrica de papel. Durante su corta gestión como presidente tomó la decisión de repatriar a Riquelme, en una transferencia millonaria. Y en las últimas semanas tuvo que lidiar con la difícil situación interna que vivió el plantel de Boca. Dio la cara siempre, para defender a Román y también para intentar calmar las aguas. Su próximo objetivo era remodelar la Bombonera y así terminar con el problema de la escasez de entradas. Se fue Pompilio, lo llora todo el fútbol argentino.


miércoles, 29 de octubre de 2008

Video del gol de Pablo Mouche

Boca 1 - Banfield (local) 0

El equipo de Ischia derrotó al Taladro como visitante. El partido era parejo, pero apareció a los 34 del segundo tiempo el pibe Mouche con un golazo. Ahora, el Xeneize está a sólo tres puntos del líder Tigre y a dos puntos de San Lorenzo, que está jugando.

DESENCAJADO. Mouche festeja su gol con mucha euforia.

Otro pibe salvó a Boca. Esta vez no fueron Viatri, Noir y Gaitán. El aparecido fue Pablo Mouche, que el domingo ante Central ya había mandado el centro de la victoria. A los 34 minutos del segundo tiempo, encaró por izquierda ante una defensa muy parada, se metió en el área y definió con un tiro alto y cruzado ante la salida de Bologna para el festejo del pueblo boquense. Ese que ahora sueña con un San Lorenzo que no queda tan lejos.

No se esperaba que Boca la tuviera fácil en el Sur, y el primer tiempo del partido ratificó esa presunción. Banfield presionó con inteligencia a los generadores de juego del rival y evitó sofocones en defensa, en un primer tiempo en que ninguno de los dos equipos mostró argumentos para desequilibrar.

El local llegó con mucho peligro en una de las primeras jugadas del encuentro. A los 3 minutos, volvió a quedar demostrado que, más allá de algunos buenos resultados, este Boca no termina de encontrar un funcionamiento defensivo adecuado. Dos veces se tuvo que revolcar Javier García para salvar un gol casi seguro ante la llegada de Civelli.

Con ese comienzo, pareció que podía ser un partido de ida y vuelta. Pero fue un espejismo. Sólo alguna contra esporádica de Banfield o algún centro aislado de Boca amagaron con generar algo de inquietud.

Los de Ischia quedaron enredados en el prolijo armado de Banfield en la mitad de la cancha. Sus contadas aproximaciones fueron a través de envíos aéreos en busca de la cabeza de Viatri, bien controlado por la defensa local. Riquelme siguió muy bien marcado y Datolo se perdió en el barullo.

Así llegó el final del primer tiempo, con un trámite más propicio para Banfield que para un Boca necesitado de ganar para sumarle presión a San Lorenzo.

En el complemento, los de Ischia modificaron la actitud y se mostraron como el equipo que realmente precisaba la victoria. Enseguida, a los 4 minutos, estuvo cerca Riquelme con un tiro que Bologna le sacó del ángulo. Y a los 8, en la mejor jugada colectiva del equipo, Viatri estuvo cerca pero no pudo empalmar bien la pelota dentro del área.

Banfield se había quedado y prácticamente no inquietaba a un Javier García mucho más inseguro que en los partidos anteriores. El arquero sin embargo fue clave a los 29 minutos, cuando un pésimo rechazo de Battaglia cayó en el pecho de Bustamante en el borde del área. Le dio de volea y la pelota, tras manotazo de García, dio en el travesaño y se fue al corner.

Y entonces llegó la jugada del partido. La recibió Mouche por izquierda y, como había hecho contra Central, encaró sin miedos. Se sacó de encima la marcha y, cuando quedó mano a mano con el arquero Bologna, sacó un tiro alto y cruzado que se clavó adentro para el 1 a 0. Golazo.

Entonces apareció el oficio de Boca para mantener el resultado. Ese equipo que sigue mostrando falencias, sobre todo en la última línea, pero que confiado siempre será un adversario de temer para cualquiera. Quedó así, con su tercera victoria consecutiva, muy bien parado para el decisivo partido del domingo ante San Lorenzo. Esa prueba de fuego que puede determinar buena parte del destino del Apertura.

martes, 28 de octubre de 2008

"Todos saben cuál es mi deseo"
A horas del partido clave vs. Banfield, el DT celebró los 52 años y la gente le cantó por el cumple. Sueña con el título y con quedarse...



'Tengo que pedir un deseo antes de soplar las velitas?

-No, tres. Y olvidate el del pelo. Ese no se va a cumplir nunca más, je.

La bandera está desde temprano en la tribuna de la cancha principal de Casa Amarilla. "Carlos: Feliz cumpleaños. Gran DT", dice, en letras blancas prolijamente cosidas sobre el azul y amarillo. Carlos, que es Ischia, se da media vuelta apenas ingresa al campo de juego, la mira, sonríe y agradece el saludo por su cumple número 52, justo en la previa de dos partidos decisivos, hoy ante Banfield y el domingo contra San Lorenzo.

Todavía no hay mucha gente en la tribuna cuando el Pelado aparece por primera vez en el campo de juego y recibe el saludo. Esa bandera se encargará de hacerles saber a todos los que van llegando que el DT se encuentra en un día especial. "Soy el técnico de Boca, hoy es mi cumpleaños y en Olé se olvidaron de ponerme en la página 2", reclama, siempre con una sonrisa.

Nacido el 28 de octubre de 1956, el Pelado arrancó su natalicio concentrado en el hotel Intercontinental y pensando en lo que se juega su equipo (y también él, que se fijó como prioridad del semestre este torneo) esta semana. Preocupado por cómo llegan Morel Rodríguez y Juan Román Riquelme. Y a la vez recibiendo saludos telefónicos de su mujer, de sus tres hijas y de su hijo Junior, quien se encuentra en Tandil jugando en el club Santamarina. "Cuando lo vea le voy a llevar el regalo, pero es difícil elegirle algo con todo lo que le dan", cuenta el único hijo varón del DT xeneize. Y aunque tampoco recibió ningún regalo de parte de sus jugadores, todos saben cuál sería el mejor obsequio.

Los hinchas, fieles al conductor del equipo, son los que no dejan pasar la oportunidad. Además de la bandera, una vez que termina el entrenamiento y se dirige rumbo al vestuario, tienen preparada una sorpresa: "¡Que los cumplas feliz, que los cumplas Carlitos...!", arranca el Relojero Luis, y se prende buena parte de las 200 personas que ya hay en la tribuna. Entre ellos también está Carlos Guardia, autor de la bandera y amigo de Ischia desde que empezó a jugar en Vélez. "Adentro tengo los regalos", avisa, y cuenta que conoce al DT de Ramos Mejía, que viven a seis cuadras y que las hijas de ambos fueron juntas al colegio.

Puertas adentro, en el hall de Casa Amarilla, sobre una mesa el amigo del técnico tiene desplegada nuevamente la bandera, una torta con los colores de Boca con su respectiva vela y una caja con dos vinos en la que gastó casi 300 pesos. También lo espera Pascual, un italiano fanático que está en casi todos los entrenamientos y es conocido por todos los jugadores e integrantes del cuerpo técnico. Cuando Ischia aparece, ya duchado, se emociona y se abraza con ellos. El Tano le canta el feliz cumpleaños en su idioma natal. Su amigo Carlos le entrega el regalo y le muestra la torta. "No la llevo a la concentración, hay que comerla en el lugar", avisa el Pelado. Y enseguida, emocionado y contento por la sorpresa, reclama que prendan la velita. "Bueno, voy a pedir un deseo y todos ya saben cuál es...", dice para los dos hinchas que lo acompañan en su festejo. "No lo digas, que si lo decís no se cumple", le advierten, como buenos fanáticos. Claro, el deseo (no revelado ayer por Ischia) es ganar este torneo Apertura. Y quedarse a vivir en Boca...

Equipo que gana...

Morel se recuperó y, pese a la seguidilla, Boca repite los 11 que vencieron a Central. ´Y con San Lorenzo? 

Hay algo que, en estas instancias, Boca tiene de diferente a los demás. Ese plus del que todos hablan, lo maman sus jugadores desde que pisan el club y lo sacan a relucir cuando la lucha por el torneo está más caliente que nunca. Así, después de ganarle a Central en un partido que se complicó más de la cuenta, y a pesar de que Juan Román Riquelme terminó cansado y Claudio Morel Rodríguez tuvo que salir por lesión, los mismos 11 saldrán a la cancha esta tarde ante Banfield. Y, de no mediar inconvenientes mayores, también lo harán el domingo ante San Lorenzo. Aunque nadie piensa aún en ese partido: primero habrá que ganar hoy.

Las dudas en la semana giraron alrededor del lateral (con un traumatismo en la rodilla izquierda, molestia que arrastra desde antes de viajar con su selección por Eliminatorias) y del enganche, que había estado en duda antes de recibir a los rosarinos y jugó. 

Morel ayer practicó con todo el grupo, participó del fútbol-tenis y se lo vio bien en lo físico. Por eso, según dijeron desde el cuerpo técnico, hoy estará. Después, habrá tiempo de pensar en el partido del domingo ante San Lorenzo, justamente porque para pelearle el torneo al Ciclón primero habrá que ganarle a Banfield. Y, para eso, todos quieren estar presentes. Es ese plus...

domingo, 26 de octubre de 2008

Boca 2 - Central 1

El equipo de Ischia no podía con los rosarinos pero volvió a aparecer el juvenil a tres del final para decretar un triunfo clave en la Bombonera para seguir en la lucha. Viatri, una de las figuras, había puesto en ventaja a los locales, mientras que Zelaya marcó el empate transitorio. Y con la victoria de Racing sobre San Lorenzo quedó a cinco de la punta.
PIBE GOLEADOR. Gaitán entró en el segundo tiempo y consiguió el tanto para la victoria ante Central.

Venía dulce Boca. La victoria en el Superclásico el domingo pasado le dio un envión anímico muy importante para lo que queda del Apertura y para lanzarse de lleno a la caza del Ciclón. La Bombonera bañada de sol veía una vez más a uno de sus hijos pródigos: Juan Román Riquelme, después de estar en duda, salía a la cancha para comandar al equipo de Ischia ante Rosario Central.

Todo fácil hizo Boca en los primeros minutos del primer tiempo. Ordenado con Battaglia cortando pelotas en la mitad de la cancha, con Riquelme manejando los tiempos y con Viatri picante en el área. Poco le costó llegar con peligro al área de Rosario Central. A los 3, Viatri, de cabeza, hizo revolcar al arquero Broun que contuvo en dos tiempos. Y a los 7 nomás, el equipo de Ischia abrió el marcador en la Bombonera. Centro de Román desde la derecha, Viatri les gana en el salto a los centrales Ribonetto e Ithurralde, y con el parietal izquierdo, de pique al suelo, contra el palo, estableció el 1-0 para Boca.

Automáticamente después del gol Boca se relajó. La presión de Dátolo por izquierda no era la misma, tampoco Calvo pasaba al ataque por la derecha. El mismo Riquelme se tomó un descanso dentro del partido. Morel fue el único que mantuvo la intensidad por su lateral.

Pero a pesar del quedo de Boca, Central poco pudo hacer en el primer tiempo de la Bombonera. La jugada más peligrosa para el equipo de Alfaro fue una desinteligencia entre Calvo y el arquero Javier García, que casi termina en blooper ante el asedio de Emilio Zelaya. Intentó Jesús Méndez hacerse dueño del equipo en el medio, pero sin compañía e impreciso el volante pereció en sus intenciones.

Alfaro mandaba a su equipo a presionar bien arriba. Pero la columna vertebral de Central estaba desarticulada desde el fondo hasta arriba. Danelón, devenido en lateral izquierdo para dejarle su lugar a Bogino, no encontraba su lugar en la cancha y Noir era una amenaza constante a sus espaldas. Zarif no pesaba por derecha, Borzani siempre encima de Riquelme se olvidó de jugar, y Gervasio Núñez y Vizcarra no se conectaron ni una vez para tocar y asistir a Zelaya. Sobre el cierre casi aumenta Boca con una escalada de Vargas por derecha que terminó con Broun quitándole el gol de los pies a Riquelme en el área.

Era simple para Boca en el segundo tiempo. Tenía que salir con todo, meter el segundo y bajarle la persiana al partido. Y así fue... A los 5, Román combinó con Viatri... A los 7, pared entre Riquelme y Dátolo... A los 8, Viatri para Riquelme, zurdazo y afuera... A los 9, Vargas para Noir por derecha, entró al área y lo tapó Broun... A los 12, Dátolo habilita a Viatri... Todo eso generó Boca, pero le faltó el gol.

Y Central aprovechó un error para llegar al empate. Un pelotazo larga de derecha a izquierda, Vargas la bajó de cabeza, pero Calvo no estaba. Entonces Danelón se fue solito por izquierda y mandó el centro de zurda. Cáceres, a contra pie, no llegó al cruce y Zelaya se estiró para desviar la trayectoria del balón con su pie derecho y descolocar a García para el 1-1.

Se dio al revés. Boca atacaba pero Central consiguió la igualdad. Y con el empate instalado la lógica indicaba que Boca debía ir desaforado por la victoria, pero no fue así... Boca se mostró lento, impreciso, dubitativo y encima Román se apagó. Los tuvo Battaglia de cabeza a los 16, pero se le fue al lado del palo su frentazo. A los 20, le faltó puntería a Riquelme en un tiro libre que pasó muy cerca. Pero nada más, muy tibio. Alfaro, rápido, mandó a la cancha a Martín García por Zarif para tener la pelota, y sacó a su goleador Zelaya por Jonatan Gómez. Dos pibes veloces que le dieron dinámica al juego de Central, que apostaba por una contra salvadora.

Tuvo también sus chances el Canalla en la Bombonera para llevarse los tres puntos a Rosario. Un zurdazo de Gervasio Núñez, otro de Vizcarra tras una buena gambeta en el área, y a los 41 Méndez habilitó al Chino que se fue solo, enfrentó a García y desvió su derechazo cruzado... Para esa altura Ischia ya había mandado a la cancha a Mouche por Noir y a Gaitán por Dátolo.

Y los cambios que durante sus primeros quince minutos en cancha poco habían podido hacer terminaron rompiendo el partido. A los 42, cuando parecía que Boca otra vez se iba a ir de la Bombonera sin ganar, tras las derrotas con Tigre y Estudiantes, Mouche desbordó por la derecha, Viatri bajó el centro de cabeza perfecto y Gaitán con una tijera de zurda selló el 2-1 para Boca. Desahogo enorme, en el banco, en las tribunas, en los jugadores, en Ischia y en Román... Boca sigue vivo en el Apertura y el miércoles tiene una nueva prueba, en el Sur, ante Banfield.

Boca 2 - Central 1

El equipo de Ischia no podía con los rosarinos pero volvió a aparecer el juvenil a tres del final para decretar un triunfo clave en la Bombonera para seguir en la lucha. Viatri, una de las figuras, había puesto en ventaja a los locales, mientras que Zelaya marcó el empate transitorio. Y con la victoria de Racing sobre San Lorenzo quedó a cinco de la punta.
PIBE GOLEADOR. Gaitán entró en el segundo tiempo y consiguió el tanto para la victoria ante Central.

Venía dulce Boca. La victoria en el Superclásico el domingo pasado le dio un envión anímico muy importante para lo que queda del Apertura y para lanzarse de lleno a la caza del Ciclón. La Bombonera bañada de sol veía una vez más a uno de sus hijos pródigos: Juan Román Riquelme, después de estar en duda, salía a la cancha para comandar al equipo de Ischia ante Rosario Central.

Todo fácil hizo Boca en los primeros minutos del primer tiempo. Ordenado con Battaglia cortando pelotas en la mitad de la cancha, con Riquelme manejando los tiempos y con Viatri picante en el área. Poco le costó llegar con peligro al área de Rosario Central. A los 3, Viatri, de cabeza, hizo revolcar al arquero Broun que contuvo en dos tiempos. Y a los 7 nomás, el equipo de Ischia abrió el marcador en la Bombonera. Centro de Román desde la derecha, Viatri les gana en el salto a los centrales Ribonetto e Ithurralde, y con el parietal izquierdo, de pique al suelo, contra el palo, estableció el 1-0 para Boca.

Automáticamente después del gol Boca se relajó. La presión de Dátolo por izquierda no era la misma, tampoco Calvo pasaba al ataque por la derecha. El mismo Riquelme se tomó un descanso dentro del partido. Morel fue el único que mantuvo la intensidad por su lateral.

Pero a pesar del quedo de Boca, Central poco pudo hacer en el primer tiempo de la Bombonera. La jugada más peligrosa para el equipo de Alfaro fue una desinteligencia entre Calvo y el arquero Javier García, que casi termina en blooper ante el asedio de Emilio Zelaya. Intentó Jesús Méndez hacerse dueño del equipo en el medio, pero sin compañía e impreciso el volante pereció en sus intenciones.

Alfaro mandaba a su equipo a presionar bien arriba. Pero la columna vertebral de Central estaba desarticulada desde el fondo hasta arriba. Danelón, devenido en lateral izquierdo para dejarle su lugar a Bogino, no encontraba su lugar en la cancha y Noir era una amenaza constante a sus espaldas. Zarif no pesaba por derecha, Borzani siempre encima de Riquelme se olvidó de jugar, y Gervasio Núñez y Vizcarra no se conectaron ni una vez para tocar y asistir a Zelaya. Sobre el cierre casi aumenta Boca con una escalada de Vargas por derecha que terminó con Broun quitándole el gol de los pies a Riquelme en el área.

Era simple para Boca en el segundo tiempo. Tenía que salir con todo, meter el segundo y bajarle la persiana al partido. Y así fue... A los 5, Román combinó con Viatri... A los 7, pared entre Riquelme y Dátolo... A los 8, Viatri para Riquelme, zurdazo y afuera... A los 9, Vargas para Noir por derecha, entró al área y lo tapó Broun... A los 12, Dátolo habilita a Viatri... Todo eso generó Boca, pero le faltó el gol.

Y Central aprovechó un error para llegar al empate. Un pelotazo larga de derecha a izquierda, Vargas la bajó de cabeza, pero Calvo no estaba. Entonces Danelón se fue solito por izquierda y mandó el centro de zurda. Cáceres, a contra pie, no llegó al cruce y Zelaya se estiró para desviar la trayectoria del balón con su pie derecho y descolocar a García para el 1-1.

Se dio al revés. Boca atacaba pero Central consiguió la igualdad. Y con el empate instalado la lógica indicaba que Boca debía ir desaforado por la victoria, pero no fue así... Boca se mostró lento, impreciso, dubitativo y encima Román se apagó. Los tuvo Battaglia de cabeza a los 16, pero se le fue al lado del palo su frentazo. A los 20, le faltó puntería a Riquelme en un tiro libre que pasó muy cerca. Pero nada más, muy tibio. Alfaro, rápido, mandó a la cancha a Martín García por Zarif para tener la pelota, y sacó a su goleador Zelaya por Jonatan Gómez. Dos pibes veloces que le dieron dinámica al juego de Central, que apostaba por una contra salvadora.

Tuvo también sus chances el Canalla en la Bombonera para llevarse los tres puntos a Rosario. Un zurdazo de Gervasio Núñez, otro de Vizcarra tras una buena gambeta en el área, y a los 41 Méndez habilitó al Chino que se fue solo, enfrentó a García y desvió su derechazo cruzado... Para esa altura Ischia ya había mandado a la cancha a Mouche por Noir y a Gaitán por Dátolo.

Y los cambios que durante sus primeros quince minutos en cancha poco habían podido hacer terminaron rompiendo el partido. A los 42, cuando parecía que Boca otra vez se iba a ir de la Bombonera sin ganar, tras las derrotas con Tigre y Estudiantes, Mouche desbordó por la derecha, Viatri bajó el centro de cabeza perfecto y Gaitán con una tijera de zurda selló el 2-1 para Boca. Desahogo enorme, en el banco, en las tribunas, en los jugadores, en Ischia y en Román... Boca sigue vivo en el Apertura y el miércoles tiene una nueva prueba, en el Sur, ante Banfield.

martes, 21 de octubre de 2008

En tierras brasileñas

El plantel, lleno de juveniles, ya está en Porto Alegre para el duelo de ida por los cuartos de final de la Copa Sudamericana frente a Internacional. Ischia todavía no dio a los titulares, aunque es seguro que Figueroa debutará mañana con la camiseta xeneize.

PRESENTACION. Lucho debutará en Boca ante Internacional por los cuartos de la Copa.

Esa victoria en el Superclásico cambió absolutamente los ánimos en Boca. Con Carlos Ischia a la cabeza, un plantel juvenil viajó rumbo a Brasil para dar otro paso más en la Copa Sudamericana. Mañana, desde las 22, enfrentarán al Inter de Porto Alegre, que tiene como estandarte a Andrés D´Alessandro. Todavía no está confirmado el equipo titular, aunque se sabe que hará su debut con la camiseta xeneize Luciano Figueroa.

Llegaron a Porto Alegre al mediodía y tendrá una práctica a las 6 de la tarde. Ischia aún no dio a los 11, pero hay algunas cosas que ya se saben. Estará en el arco Javier García, ya que Mauricio Caranta otra vez no está con el equipo y tiene los días contados en Boca. En la defensa estarían Julio Barroso, Facundo Roncaglia y Rubén Fondacaro. En el medio aparecerían Leandro Gracián y Cristian Chávez, casi con seguridad. Y adelante Figueroa y Ricardo Noir.

En la delegación también están Gabriel Paletta, Josué Ayala, José María Calvo, Paletta, Damián Díaz, Ezequiel Muñoz, Gaitán, Pablo Mouche y Jonatan Philippe. No viajaron con el plantel Juan Román Riquelme, Julio Cáceres, Rodrigo Palacio y Hugo Ibarra, entre otros. Además, Fabián Vargas le dejó su lugar en la lista a Figueroa.

Caranta contra el piso

Ischia ni siquiera lo lleva a Porto Alegre. Así, ratificó que el arquero, con él, no ataja más en Boca.

MAURICIO QUEDÓ SOLO...
A esta altura, no parece ser apenas un castigo. El Caranta-gate puede costarle al arquero cordobés algo más que la ausencia en el último superclásico: todo indica que difícilmente vuelva a atajar con Ischia. Por lo pronto, el Pelado otra vez lo dejó fuera de la lista de concentrados, esta vez por la Copa. Y así ratificó a Javi García como titular para los dos torneos y a Josué Ayala, como su suplente, por lo que tampoco habría lugar para el ex Instituto en el banco.

Esto significa que los días de Caranta en Boca están contados. Al menos, en la medida que Ischia siga siendo el DT. La de ayer fue otra demostración contundente de que ya no lo quiere. Porque a la mañana bien temprano muchos tenían la duda sobre si el cordobés iba a jugar o no contra Inter de Porto Alegre. Pero el Pelado no sólo la despejó al excluirlo de la lista. También envió otro claro mensaje: ni en el torneo, ni en la Copa, ni en ningún lado, parece.

Al cuerpo técnico no le gustó cómo Caranta manejó su pedido de no atajar con Estudiantes. Primero acusó un problema personal y luego quiso culpar al entrenador de su salida. Así, Ischia fue tajante la última vez que se refirió a él: "No le dijo la verdad ni al grupo ni a sus familiares", explicó el DT las razones por las que lo sacó del superclásico. Una pena que ahora tendría varias fechas más de suspensión.

"Con Ortega caminando nos hacían más daño"

Román, un especialista en superclásicos, lo avisó en la previa y ayer insistió: "Ariel no necesita estar al 100% porque es diferente". Y dijo que Boca peleará el torneo.

Algo debe tener. Si cada vez que se cruza con una camiseta de River, termina con esa sonrisa ancha... Si, encima, la mayoría de esas veces resulta la figura del partido o, de mínima, aparece entre las principales... Si, además, le mete goles... Si, a esta altura, ya es garantía de felicidad en un superclásico... Evidentemente, el tipo, algo debe tener.

Ese quinto elemento, que va más allá de sus calidades con la pelota, podría definirse como espíritu, mentalidad o convencimiento. Pero se aceptan sugerencias para redondear la definición. Porque ni siquiera el propio Juan Román Riquelme sabe muy bien de qué se trata: "Lo que sé es que tengo la suerte de que contra River siempre me va muy bien. Cuando tengo que jugar un superclásico siempre pienso que voy a terminar feliz. Yo sé muy bien la importancia que este partido tiene para la gente de Boca, porque toda mi familia es de Boca, y por suerte me tocó perder sólo una vez, con goles de Aimar y Angel, en el Monumental", contó ayer Román, en el programa Indirecto, de TyC Sports. Ese clásico que recuerda el 10, que se jugó en el Apertura 99 (0-2), es hasta hoy la única derrota de Riquelme ante River por torneos locales en 12 partidos. La otra, que ni siquiera él la cuenta como caída, es el 1-2 del partido de ida de cuartos de la Copa Libertadores que, a la semana, se dio vuelta con un inovidable 3-0.

La estadística ubica a Riquelme como uno de los mejores jugadores de superclásicos de la última década. Todavía anda lejos de los 14 triunfos en 37 partidos de don Silvio Marzolini, récord, seguido por Antonio Rattin (12 en 27) y Antonio Roma (12 en 27) en el rubro, pero con este nuevo éxito Román ya suma seis victorias y alcanzó la línea de Guillermo Barros Schelotto (seis en 18) y Martín Palermo (seis en 15). Y quedó a sólo uno del Pato Abbondanzieri (siete en 14).

Tal vez si en Núñez lo hubieran escuchado, dada su condición de especialista en superclásicos, el domingo les habría ido un poco mejor. Pero ya era tarde para tomar el consejo de Riquelme, que en la semana había avisado que Boca tenía ventaja porque no jugaba Ortega. Y ayer sacó pecho de su vaticinio: "Con Ortega caminando, River nos hacía más daño... Por lo que representa para sus compañeros y para los hinchas. Si mal no recuerdo, en el último campeonato que River fue campeón, Ortega fue determinante en los últimos cuatro o cinco partidos, con goles y pases gol. No necesita estar al ciento por ciento, porque para mí es diferente al resto", insistió un Román feliz que, por si hacía falta, explicitaba su alegría con la inscripción de su remera: "De puta madre".

Luego, después de tirarle otro palito al River de Simeone por sus cambiantes tácticas, Riquelme le regaló una caricia muy grande a Carlos Ischia: "Hoy el hincha de Boca tendría que estar muy contento con el técnico que tiene. Lo llevó a pelear el torneo pasado hasta el final, puso al equipo en semifinal de la Libertadores, ganó la Recopa, los dos superclásicos del año, está peleando el torneo y la Sudamericana. Es para felicitarlo". Algo debe tener. No hay dudas. Nadie lo sabe mejor que un hincha de Boca. O de River.

domingo, 19 de octubre de 2008


Viatri festaja su gol.

Boca1-riVERGUENZA0

Por la fecha 10º del Apertura, Boca Juniors obtuvo una victoria espectacular en la cancha de River Plate. Fue 1 a 0 con gol de cabeza de Lucas Viatri, y con el plus de jugar casi todo el segundo tiempo con un jugador menos, por la expulsión de Hugo Ibarra.

A lo largo de todo el encuentro, Boca Juniors fue superior a River Plate. El equipo dirigido por Carlos Ischia siempre manejó el balón, y eso le dio una mayor tranquilidad en un partido tan importante.

En ese control de pelota, Juan Román Riquelme fue sin dudas el eje principal del equipo. Todos los balones pasaron por el enganche, quien hizo honor a su rol.

En el primer tiempo Boca no tuvo grandes jugadas, salvo un disparo de Jesús Dátolo.

Comenzada la segunda etapa, el equipo Xeneize tuvo una mala noticia: la expulsión del lateral Hugo Ibarra. Esto sucedió a los 8 minutos. Desde ese momento, todo el equipo dio un plus más.

Pero la gran clave estuvo a los 15 minutos, cuando luego de un centro frontal de Riquelme, Lucas Viatri se adelantó a su marcador, y desde el borde del área puso un cabezazo que hizo que el balón se meta en el ángulo izquierdo del arquero Ojeda.

Luego, Boca no se metió atrás, y siguiendo con el manejo de la pelota, evitó que River tenga jugadas para igualar el cotejo.

sábado, 18 de octubre de 2008

Marche un castigo
Ischia decidió no concentrar a Caranta para el superclásico y lo retó en público: "No les dijo la verdad ni al grupo ni a sus familiares". 
Parece difícil que Mauricio vuelva a ser titular en Boca.
Con el cabaret(é) Cáceres-Riquelme aún haciendo ruido, con algunos por acá y otros por allá, el caso Caranta pasó al olvido. En realidad el que no olvida (y castiga) es Ischia, quien tal como anticipó Olé, decidió no concentrar al arquero para el superclásico.

El pedido del cordobés de no atajar frente a Estudiantes (acusó un problema personal de su hija), su posterior declaración culpando al técnico de su salida ("No pido explicaciones cuando me ponen y tampoco cuando me sacan") y las palabras de su familia y de su representante, Luis Grillo, responsabilizando al DT, fueron el tobogán que trasladó el descenso del arquero. Por eso, el entrenador quiso blanquear su versión de los hechos. "Antes del partido con Estudiantes me pidió no ser partícipe por un problema personal. Cometió un error de hacer declaraciones cuando no las tenía que hacer y no decirle la verdad ni al grupo ni a sus familiares", bufó el Pelado. Y agregó: "Dejé pasar el tiempo, él no me ha comentado una cuestión distinta a la que me comentó ese día. No lo he visto bien también durante la semana. El que decide ahora cuándo puede volver al equipo soy yo". 

Con esta exclusión, se le abre la puerta a Josué Ayala, el pibe de 20 años que atajó para los suplentes en la práctica de fútbol del jueves y mañana se sentará en el banco por primera vez en un superclásico (ya lo hizo ante el Pincha). 

'Los días de Caranta en Boca están contados? Los papeles dicen que todavía tiene dos años y medio más de contrato, aunque es difícil imaginar su continuidad en el club con este cuerpo técnico (al que se le vence el vínculo a fin de año y aún no se habló de una posible renovación). A Ischia y a sus principales colaboradores no les gustó cómo manejó la situación el arquero. Le aceptaron las disculpas, sí, pero el castigo se hace efectivo.

Un maravilloso grupo humano
El plantel habló una hora y 20 minutos. Cáceres ofreció disculpas y Román fue cuestionado. "Yo soy así", dijo el 10.
Contrastes. Mientras Julio César Cáceres apareció tempranito (9.17), Juan Román Riquelme lo hizo casi sobre la hora del entrenamiento (9.45). El paraguayo aterrizó en un Mercedes Benz, blanco; el argentino, en un Audi A4, negro. Así de opuestos, hasta en ese insólito detalle del color de autos, andan por la vida el volante histórico y el defensor guaraní. Contrastes que se vieron antes, durante y después de esa famosa reunión, que duró una hora y veinte minutos, y sirvió para darles algunos puntos de sutura a las heridas de este maravilloso grupo humano de Boca.

En el vestuario de la Bombonera, minutos antes de las diez de la mañana y tras una de esas introducciones de ocasión de los dirigentes Juan Carlos Crespi y José Beraldi, al fin se encontraron cara a cara Riquelme y Cáceres. Tras la charla del técnico, que pidió que se dijeran todo lo que se tenían que decir para cerrar definitivamente esta historia, de a uno fueron saliendo del vestuario dirigentes, utileros, médicos, kinesiólogos y hasta el cuerpo técnico para que los jugadores se sinceraran en la más absoluta intimidad. No hubo tonos elevados, ni discusiones acaloradas. Pero sí se puso en palabras todos esos dimes y diretes que hasta ayer se ventilaban por otros lugares. Y, si bien no eliminó mágicamente las diferencias entre Riquelme y una parte del plantel, sirvió para sellar la paz hasta la reestructuración de fin de año.

"Yo quiero pedirle disculpas a todo el grupo", arrancó la ronda el paraguayo, excusándose en las formas, por las declaraciones que hizo desde Paraguay, pero sin retroceder demasiado en el fondo. Y sin pasar por alto ese "este muchacho" con el que Román trató el jueves a Cáceres en la conferencia de prensa. Tras esas disculpas, un Martín Palermo moderador hizo lugar a los demás cuestionamientos. "Román, acá también hay algunas actitudes tuyas que molestan", abrió el juego el goleador, con un liderazgo legitimado por el grupo. Y ahí el 10 escuchó lo suyo: desde consideraciones por su humor inestable, porque "un día saludás y otro no", pasando por ciertos privilegios, y hasta terminar en reproches por comentarios despectivos que Román les hizo a unos compañeros de otros. Nada pareció conmover demasiado a Riquelme: "Yo soy así y no voy a cambiar. Esta es mi forma de ser. Adentro de la cancha somos un equipo, afuera no quiero ser amigo de ninguno", respondió para lo primero. Y, sin perder la calma, les repreguntó: "'No me entreno todos los días con ustedes? 'De qué privilegios me hablan?". Y por esos "me dijeron que me dijiste" tampoco se alteró. La conclusión final de Riquelme puertas adentro fue muy clarita: "En el 2000 estábamos mucho peor que ahora y salimos campeones del mundo". Puertas afuera, antes de dejar el club, pasadas las dos y media, el 10 fue un tanto más sintético: "No pasó nada. Puro puterío. El domingo le ganamos a River", les dijo a los suyos.

Además de Cáceres, Palermo y Riquelme, en esa prolongada reunión que hizo que el entrenamiento empezara recién a las 11.20 de la mañana, también se escucharon las voces de un Ibarra que respaldó a su amigo Román, de un Caranta que sumó su descontento con algunas actitudes, de un Battaglia componedor y, también, la de un Palacio que le pidió a Román respeto para cuidar la convivencia. Después de la charla, con todo dicho, el cabaret se cerró con el firme propósito de ganarle a River para dejar todo esto atrás. Igual, claro, la primera imagen de la práctica fue una postal: todos jugando un loco y Román e Ibarra elongando a un costado. Luego, el 10 por un arco y el 2 por el otro.

Ya no hay más tiempo para la terapia de grupo. Mañana hay un superclásico. Y el lunes Dios dirá...

viernes, 17 de octubre de 2008

Charlemos un ratito
Los jugadores xeneizes se tomaron una hora y veinte minutos para hablar, en el primer entrenamiento después del cruce de Riquelme y Cáceres. El fútbol, a sólo dos días del Superclásico con River, quedó para después. 
Tensión. Los jugadores de Boca no iban esta mañana a una práctica cualquiera. Era la última antes del Superclásico y además la primera luego de la increíble polémica pública entre Juan Román Riquelme ("Yo no puedo defender a este muchacho") y Julio César Cáceres ("Es una persona complicada"). El resultado: el diálogo prevaleció sobre el fútbol y todavía se desconocen los resultados. 

El entrenamiento estaba convocado para las 10, pero las actividades físicas no arrancaron sino hasta las 11.20. En el medio hubo una charla a puertas cerradas en la que, se descuenta, jugadores y cuerpo técnico hablaron del papelón ocurrido la semana pasada y que estuvo enmarcado en una muy mala racha de resultados de Boca.

A la salida de esa conversación, Cáceres mostró una imagen aliviada y hasta sonriente. A Riquelme se lo vio con el semblante de siempre: tranquilo, realizó ejercicios físicos con Ibarra, mientras el paraguayo jugaba un "loco" con el resto de los futbolistas.

Otro capítulo de la historia se dio en el fútbol-tenis. En ese momento de integración de los jugadores, Román se quedó a patearle penales a Caranta. Otra manera de evitar, al menos públicamente, a Cáceres.

En resumen, todavía habrá que esperar para conocer el final de la historia. Pero es claro que un capítulo muy importante se escribirá el domingo en el Monumental. Si hay victoria, puede ser que todos empiecen a llamarse a silencio. Si no, es muy probable que la sangre siga corriendo.

jueves, 16 de octubre de 2008

Pegó sin pegarRiquelme habló en conferencia de prensa y dijo sobre Cáceres: "Si tengo que hablar con este muchacho lo voy a hacer". También, le contestó con altura a Ahumada: "No se trata de comparar lo que gané yo con lo que ganó él". Y además, tocó un tema áspero para River: "Es una ventaja que ya no tengan a Ortega". Un Román picante. Juan Román Riquelme aprendió todos los secretos del oficio. Una vez más quedó demostrado. Porque además de "hacer su trabajo" en el campo de juego, de ser un líder futbolístico en cada equipo que le toca participar, de manejar a la perfección los códigos de vestuario, de negociar con los dirigentes y de seducir a la mayoría de los entrenadores, declara a la prensa con la misma clase con la que juega. Sin enfrentarse con Julio César Cáceres, sin embarrarse para contestarle a Oscar Ahumada, sin caer en la bajeza de pegar o pegar y hasta haciéndose parte de la derrota de anoche de la Selección a pesar de no haber jugado, Riquelme fue duro con todos... Pero sin decirlo. O mejor dicho, lo dio a entender. Sobre Cáceres dijo: "El domingo vamos a jugar un partido de fútbol. Las cosas se hablarán en el vestuario. Yo no les voy a contar lo que hablo en el vestuario. Si él te cuenta es problema de él. Mi trabajo es entrenar de lunes a sábado. El viernes Ischia nos hace concentrar. Y Riquelme se concentra. Pero no te voy a contar lo que hablo con mis compañeros. Si tengo que hablar con este muchacho lo voy a hacer", tiró. 'Quedó claro? Sobre Oscar Ahumada dijo: "Intentaremos ganar como ganamos el último clásico. No se trata de comparar qué gané yo y qué ganó Ahumada. Cada uno es libre de decir lo que quiere. Somos el equipo más grande del país y tenemos la obligación de atacar siempre". Además, le tiró la pelota a River. Tocó un tema áspero para los de Núñez. "Ellos no tienen a Ortega, el jugador más desequilibrante en el campeonato pasado. Hoy ya no lo tienen y eso es una ventaja para nosotros", dijo. Léase: "No digan que en Boca hay problemas porque ustedes acaban de limpiar a un ídolo..." En cuanto a la Selección, se hizo parte de la derrota de anoche en Chile a pesar de no haber participado: "Nos dolió el partido de anoche. Ayer se vio un equipo que nos superó por momentos", dijo, siempre hablando en primera persona. Por último, habló del Superclásico del domingo: "Es el partido más importante del que un jugador puede participar. No solamente acá, sino en Europa. Por eso estar en la cancha el domingo va a ser una suerte. El campeonato es largo y si ganamos vamos a tener chances de pelear el torneo". Un Román exquisito, hasta para declarar.

Entre ceja y ceja

Se acerca el clásico y Riquelme está cada vez más enchufado. Ayer jugó más cerca del arco, clavó tres goles en la práctica de fútbol y el que lo sufrió es Caranta, que jugó para los suplentes.
Se frena. Amaga. Pasa su pierna derecha por encima del balón. Y con la zurda la mete de emboquillada. Todo en una fracción de segundo. El no lo festeja, pero hay aplausos, desde la tribuna y de algunos compañeros. Así está Román. Contento, se lo ve. Sonriente. Motivado. Enchufadísimo. Con ganas de que sea domingo. Así lo sufrieron los defensores del equipo rival, lo sufrió el pibe Muñoz y también Julio Barroso, centrales del equipo suplente. Pero más que nadie lo sufrió Mauricio Caranta. Sí, justamente él, de quien se dijeron tantas cosas, antes y después del partido ante Estudiantes, sobre su relación con el 10 y de la relación del 10 con su salida ('de Boca?). Sí, justamente él tuvo que ir a buscar tres tiros de Riquelme dentro de su arco, con cara de "'por qué a mí?". Es que cruzarse con este 10, que desde que regresó de la Selección intenta enterrar lo que se dijo de él en las últimas semanas, es tener mucha mala suerte...

Fue raro ver enfrentados a dos hombres que, hasta hace 15 días, jugaban para el mismo equipo. Raro también fue observar a Caranta atajando por primera vez para los suplentes (en la práctica del sábado, hizo diferenciado). Claro, más raro fue para el propio arquero tener a Román tres veces mano a mano y verse obligado a ir a buscar la pelota adentro la misma cantidad de veces. No parecía feliz el cordobés, todo lo contrario. Se lo vio apagado y distante durante la hora que duró el partido. Una imagen que contrastó con la del enganche, al que se pudo escuchar dando indicaciones (sobre todo a Dátolo y Neri) y mostrando mucha movilidad, aunque de ninguna manera demostró tener animosidad en sus definiciones frente al ex uno. Pero claro, aunque no hayan sido a propósito, sus tres goles dejaron una sensación de silenciosa revancha. Es que Román, cuando Caranta quedó afuera del partido con Estudiantes hace 10 días, fue señalado como el responsable de su salida por la relación que mantiene con el arquero (más allá de que, oficialmente, se haya dicho que fue un problema familiar el que le impidió atajar en ese partido). Después, el escándalo quedó sepultado por uno mayor cuando Cáceres habló en Paraguay.

Más allá del duelo futbolístico que mantuvieron ambos en lo futbolístico, más allá de a quién le convirtió los goles, Román hizo una práctica bárbara. Primero, realizó todos los trabajos físicos a la par de sus compañeros, saltando conitos y haciendo pasadas. Y después, parado de media punta de a ratos, moviéndose por todo el centro del campo, tomando constante contacto con el balón, y, sobre todo, llegando mucho al área para asistir y también para definir, una cuestión inherente a la posición, más adelantada, que probablemente ocupe el domingo (ver Cambió de...). Román tiene entre ceja y ceja el arco. Y a River, claro.

El primero del hat-trick fue una obra de arte, cuando apenas iban 11 minutos del picado: con el amago, dejó tendido en el césped al arquero y definió por arriba de emboquillada. Después del empate de Pochi Chávez y del cabezazo perfecto de Viatri para el 2-1, llegaron dos definiciones similares: desde el borde del área, cruzadas, una con derecha y la otra de zurda. En el 3-1, contó con la colaboración del 9, que pivoteó, la aguantó y se la dejó servida para definir ante la salida de Caranta. El último fue obra exclusivamente suya: dejó atrás a Benavídez y Damián Díaz, mientras entraba al área, y la tocó perfecta, cruzada, rasante, dejando sin chances a Caranta. A un Caranta que sólo espera, como todos los hinchas de Boca, que el próximo que lo sufra sea, este domingo, Juan Marcelo Ojeda...

miércoles, 15 de octubre de 2008

"Me voy a disculpar"

JC reconoció en Paraguay que se equivocó al hablar. Y se viene el cara a cara con el 10.

Seguramente en la práctica de mañana se producirá el esperado reencuentro entre Juan Román Riquelme y Julio César Cáceres, los dos protagonistas del conflicto interno que fue blanqueado por el paraguayo el martes pasado. Después de jugar esta noche con su selección, el defensor paraguayo viajará junto con Morel hacia la Argentina y se calcula que ambos llegarán a tiempo para el entrenamiento de mañana. Allí, en el vestuario, seguramente habrá una cumbre para aclarar una situación inesperada.

Román ya dio señales, en la intimidad, de bajarle el tono al conflicto. Lo mismo surgió del lado del paraguayo. Desde su entorno aseguraron que Cáceres no tendrá problemas en disculparse por sus declaraciones, realizadas el martes pasado a una radio paraguaya. "Yo tengo ganas de seguir jugando con la camiseta de Boca. Voy a hablar con mis compañeros cuando vuelva", avisó ahora el defensor, y reconoció que pudo haberse equivocado. 'Por lo que dijo? No, sino por dónde lo dijo, hoy su mensaje quedó en un segundo plano. "Me voy a disculpar", dijo ahora el defensor, que ya tuvo el guiño del 10.

Román sí está Joya

Palacio se resintió de la pubialgia y esta mañana entrenó de manera diferenciada al resto por lo que tiene un pie afuera del Superclásico. Pero Riquelme demostró que volvió a full de la Selección y, con tres goles y una asistencia, llevó alivio a Casa Amarilla. Ischia, además, debe resolver quién irá al arco (García le gana la pulseada a Caranta) y la situación de Cáceres. 
'Llegará Palacio al Superclásico? Difícil, al menos por lo que se pudo ver en la práctica de esta mañana. Es que el delantero de Boca se resintió de la pubialgia que le impidió realizar la pretemporada y hoy no pudo cumplir con los trabajos a la par de sus compañeros. Así, Ischia ya piensa en variantes para jugar ante River el Monumental: Noir o un volante ofensivo serían las alternativas. Sin embargo, la buena noticia la aportó Riquelme, quien se lució con tres goles y una asistencia para dejar a todos tranquilos en Casa Amarilla. 

El problema no es nuevo. Palacio sufre una lesión crónica y, por lo tanto, el receso por Eliminatorias no influye a la hora de hablar de una recuperación. A saber: el viernes, el bahiense terminó la práctica con molestias. Entonces, el sábado sólo hizo media hora de fútbol mientras que el resto jugó el doble de tiempo. Pero ayer, Rodrigo pudo cumplir con más de 90 minutos de trabajos físicos y con un picado informal en el que convirtió dos goles. Claro que lo sintió y mucho, ya que en el final se lo pudo observar colocándose una bolsa de hielo sobre sus abdominales. 

Si no llega, Ischia planea incluir a Noir o, en su defecto, apostar a jugar con un solo delantero (Viatri) y sumar un volante ofensivo. En tanto, Luciano Figueroa ocuparía un lugar entre los suplentes si es que llega el transfer del Genoa. 

Respecto al arquero, todo parece indicar que el entrenador mantendrá a Javier García como titular y Caranta deberá esperar. Por lo pronto, en el entrenamiento de hoy atajó el juvenil. 

Y también otro punto importante que debe resolver Ischia es la situación de Julio César Cáceres. Mañana, el defensor se sumará tras jugar con selección y hablará cara a cara con Riquelme, tras el encontronazo mediático de la semana pasada. Esa reunión, justamente, será clave en la decisión que tome el DT.

martes, 14 de octubre de 2008

Amo Y Señor...

Una buena para Ischia: Román volvió enchufado y de humor. Y, clave para Boca, dejó atrás el cruce verbal con Cáceres, con quien jugaría sin dramas. Así va llegando a su fin la novela argentino-guaraní... 

Cerró el cabaret. Por el momento cerró. Como se pidió una y otra vez, puertas adentro, en la intimidad del vestuario. Fue como si la reaparición de Juan Román Riquelme en Casa Amarilla, tras la tarjeta amarilla que lo dejó afuera del partido ante Chile por las Eliminatorias y lo devolvió antes de tiempo, hubiera bajado la persiana a tanto chusmerío y puesto la faja de clausura. Y no le hicieron falta palabras al 10 para que todo estuviera tranquilo en su regreso. Lo hizo con una actitud renovada, mostrándose muy comprometido con el trabajo y con intenciones de dejar atrás el conflicto con Julio César Cáceres. Todo de cara a lo que viene: el superclásico con River. 

Su aparición, después de la polémica que estalló justo una semana atrás y de jugar ante Uruguay en el Monumental, se hizo esperar y fue el último en dejar el vestuario, rodeado de Damián Díaz y de Luciano Figueroa, viejo conocido del Villarreal. Una vez en la cancha sintética, se abrazó con el AC Celoria, saludó uno por uno al resto de los integrantes del cuerpo técnico y se quedó de brazos cruzados escuchando la charla de cinco minutos de Carlos Ischia y del PF Juan Manuel Alfano. Durante la elongación habló mucho con el kinesiólogo Rubén Araguas. Y luego salió a correr, con una enorme sonrisa, ahora cerca de Hugo Ibarra, uno de los dos amigos que, según él, hizo en el fútbol.

Justamente, lo feliz que se lo vio en su regreso a Boca sorprendió a propios y extraños. Se rió mucho. Sí, se rió mucho. Saludó personalmente a casi todos, de utileros a kinesiólogos. Anduvo abrazado a Lucho Figueroa, como dándole la bienvenida al plantel. Era una clara actitud para cambiar esa aparente falta de felicidad y motivación que suele exhibir en su rostro y de la que, en parte, lo había acusado el paraguayo Cáceres. 

También a la hora de los ejercicios físicos se vio a otro Román, con otro nivel de exigencia, sin las molestias que a veces le impiden trabajar a la par de sus compañeros. Gimnasio, sentadillas con pesas, carrera con vallas, zigzag eludiendo conitos y pasadas, primero en la cancha sintética y luego en la principal, durante una hora y media, de las 10.10 a las 11.40, cuando cerraron con trote libre y aceleración a la orden de Alfano. Fue como si la amonestación ante Uruguay le hubiera venido bien para no viajar a Santiago de Chile, descansar y recuperarse de la seguidilla de partidos que acumula desde los Juegos Olímpicos. Y así, pensar en River, el gran objetivo. 

El cierre de su vuelta al club fue con un picadito informal de media hora, en el que su equipo (Ibarra, Neri, Gracián, Damián Díaz, Calvo y los más pibes) ganó 6-2. Cuando Ischia (hizo de árbitro) lo terminó, le pidió una pelota a Díaz ("dame la pelota y andá a bañarte", le dijo), le pateó unos tiros libres a Krupoviesa y luego de preguntar la hora, a las 12.20 se fue. 

Aunque no habló en privado del cruce con Cáceres ni tampoco en público, se sabe que Román prefiere dar por terminada esta historia y cerrar definitivamente el cabaret. Según le dijeron desde su entorno a Olé, considera que a Cáceres se le fue la lengua pero no que sea una mala persona ("es un buen muchacho", comenta en la intimidad). El 10 ya se desahogó el martes pasado, lo que tenía que decir lo dijo por televisión y ahora sólo queda ver cara a cara al defensor el jueves o el viernes, cuando el paraguayo vuelva de su selección con la intención de ofrecer disculpas.

Para Ischia, incluso, Cáceres no está en duda para el Súper por su pelea con Riquelme, sino porque debe esperar a ver cómo regresa el jugador del partido de mañana ante Perú, en Asunción. Es más, desde el entorno del guaraní creen que será titular. Es que el clima, una semana después, ya se enfrió y no hay intenciones de que se recaliente en la previa de un partido clave. Riquelme volvió y, amo y señor, le hizo un guiño a Cáceres (y a Ischia) y puso la Casa Amarilla en orden. Al menos ésa es su idea en este momento, buscando una tranquilidad que conviene en la previa del Súper. 'Y después?

lunes, 13 de octubre de 2008

García+10

Pese a que Caranta ya solucionó su "problema personal", Ischia piensa mantener en el arco para el superclásico al juvenil Javier García. Todo un voto de confianza. 

"De acá a fin de año, vas a ser mi arquero".
El voto de confianza, el fuerte respaldo que necesitaba Javier García ante el gran desafío de ocupar el arco lo escuchó de la boca de Carlos Ischia en la concentración previa al partido con Estudiantes. Ese apoyo, mucho más explícito en ese momento tras la polémica baja de Mauricio Caranta, no se modificó pese a la fallida actuación del pibe, responsable en el segundo gol rival. Ni se modificará a pesar de que el próximo rival sea River y de que el cordobés ya haya superado, de un día para el otro, su "problema personal". El domingo, en el Monumental, el arquero será Javier García.

Suena lógico que Ischia mantenga su postura. No deja de ser una decisión difícil por todo el contexto. Pero, si bien el DT no lo confirmó públicamente, gente de su entorno afirmó que no habrá marcha atrás y que esas palabras que escuchó García antes de Estudiantes no se las llevará el viento. Devolverle el arco a Caranta, tras el bochornoso affaire en el que el DT quedó dolido con la actitud del cordobés, hubiese sido un viaje sin retorno para la credibilidad del entrenador, que hoy es mirado de reojo luego de las internas que salieron a la luz con las declaraciones de Cáceres y la rápida respuesta de Riquelme. 

El pibe, sin dudas, no está en su mejor momento luego de haberse ganado varios elogios por sus tres primeros partidos oficiales (contra Lanús en este Apertura y los dos ante Liga de Quito). En lo futbolístico se quedó con la espina de haber cometido un error en el segundo gol de Estudiantes, ese tiro libre de Benítez que entró por su palo. En lo físico, anduvo en la semana con una contractura que no lo dejó trabajar con comodidad. Y en lo anímico, soportó el estrés que le generó la intervención quirúrgica a la que fue sometida su mamá. Si a eso le sumamos que es un pibe de 21 años, con sólo cuatro partidos en Primera y a las puertas de su primer Boca-River, queda claro que su personalidad será clave para afrontar lo que se viene.

Definido en su cabeza el tema del arquero y con la tranquilidad de contar con Riquelme a partir de hoy, Ischia empezará a darle forma al equipo que pondrá el domingo en el Superclásico. La incógnita, más extrafutbolística en realidad, es qué pasará con Cáceres. De no jugar, Forlin ya compró todos los boletos. Después, seguramente volverán Ibarra y Morel, los dos laterales titulares. En el medio, habrá que ver si Gracián tiene alguna chance por sobre Dátolo. Y arriba, saber si Palacio mejora de ese pubialgia que ya preocupa a todos. Lo seguro es que en el arco seguirá el pibe. Contra River es García y diez más...


''Uno por uno?''
Ante el conflicto con Caranta, los dirigentes ya salieron en busca de un arquero. Cristian Alvarez, ex Central hoy en Espanyol de Barcelona, reconoció que "hubo un sondeo", de parte del Xeneize. "Sería un sueño jugar en un equipo tan grande", agregó. Lo del Cordobés todavía no se resolvió, pero ya le buscan reemplazante. 
FRENTE A FRENTE. Caranta, en conflicto, dejaría el plantel. Alvarez espera en España.


El arquero Cristian Alvarez, actualmente en el Espanyol de Barcelona, admitió hoy que Boca hizo un "sondeo" para poder contratarlo. La revelación se da tras una semana del conflicto que involucró al arquero Mauricio Caranta, marginado por causas aún no aclaradas, para el partido ante Estudiantes, reemplazado por el juvenil Javier García. 

"Hubo un sondeo", reconoció el arquero al ser consultado por radio La Red y admitió que "sería un sueño" jugar en la Primera de Boca. "Es un orgullo que Boca se fije en mí. Me gustaría jugar en un equipo tan grande", sostuvo. 

Alvarez ya había sido dirigido por el entrenador de Boca, Carlos Ischia, cuando fue técnico de Rosario Central, club del que emigró hacia España. "Ischia fue muy importante en el arranque de mi carrera", reconoció Alvarez.

domingo, 12 de octubre de 2008

Ischia sigue probando con línea de tres


En un entrenamiento de 60 minutos, el equipo con mayoría de titulares (faltan los jugadores que están con sus seleccionados) goleó por 5-2 a los suplentes, utilizando un esquema con 3 defensores, 5 volantes y dos puntas.

Los goles fueron marcados por Neri Cardozo, Nicolás Gaitán (2) y Leandro Gracián (2), en tanto que para los suplentes anotaron Ricardo Noir y Damián Díaz.

¿Cómo formó el equipo? Javier García; Ezequiel Muñoz, Juan Forlín, Gabriel Paletta; Hugo Ibarra, Sebastián Battaglia, Cardozo, Gracián, José Calvo; Gaitán y Rodrigo Palacio.

No se entrenaron Mauricio Caranta (aductores), Dátolo y Roncaglia (anginas), Viatri (dolor en el recto) y Castromán (golpe).

viernes, 10 de octubre de 2008

"Esto no hace bien"

El joven delantero de Boca habló sobre la pelea Riquelme-Cáceres. "Es muy feo que se peleen dos compañeros", dijo. Aunque confía en que "seguramente se juntarán a hablar". Además, el 9 se refirió a la llegada de Figueroa, contra quien luchará por el puesto: "Estoy tranquilo porque siempre de chicos me traían un montón de jugadores".

SU POSTURA. "Esto no hace bien pero no creo que tenga que ver con los resultados".

La polémica pelea entre Julio César Cáceres y Juan Román Riquelme sigue repercutiendo en Boca. Esta vez, quien se refirió al tema fue Lucas Viatri. El delantero aseguró que si bien "son personas adultas, es feo que se peleen dos compañeros".

"No te voy a decir que estamos bien, porque es muy feo que se peleen dos compañeros, pero son personas adultas y seguramente se van a juntar a hablar. Esto no hace bien, pero para mí lo que pasó no tuvo que ver con los resultados. Si pienso algo malo de alguien, lo voy a decir se gane o no", agregó en el programa Sportia, por TyC Sports.

En otro orden, el juvenil evaluó la llegada de Luciano Figueroa, contra quien competirá por ser el nueve de Boca. "No soy quién para decir si hay que traer a alguien o no. Esto es Boca, siempre traen jugadores y desde hace un tiempo atrás dijeron que no iban a traer a nadie y que me iban a dejar a mí, pero se sabía que en cualquier momento iba a pasar esto", analizó.

"Yo estoy tranquilo. Siempre de chico me traían un montón de jugadores y tenía que pelear el puesto. A veces jugaba yo, a veces jugaba otro compañero y nunca le iba a tirar mal. Siempre voy a apoyar a un compañero. Si me toca jugar a mí, que me apoyen; y si le toca jugar a un compañero, yo lo voy a apoyar", finalizó.

Los éxitos del pasado

Bianchi anda con ganas de volver a trabajar. Lo de Basile depende de cómo le vaya con Argentina.

Al revés de lo que sucedía con Mauricio Macri, Carlos Bianchi tiene una muy buena relación con Pedro Pompilio. Una relación que se hace extensiva incluso al grupo familiar de ambos. El Virrey fue, en diciembre pasado, el elegido por el flamante presidente para que fuera el primer técnico de su gestión. Pero el hombre estaba todavía sin ganas de volver, y si duda hasta hoy es por el salvajismo resultadista en el que, cree él, se ha convertido el fútbol argentino.

Sin embargo, dos personas de su entorno coinciden en afirmar que otra vez le picó el bichito de dirigir, y podría sentarse a conversar para un tercer ciclo. ¿Lo último que hizo? Atlético Madrid, su segundo paso sin éxito por Europa (el otro fue la Roma). Sus antecedentes parecen difíciles de igualar: nueve estrellas entre sus dos ciclos (98-01 y 03-04) y quizá ésa sea su principal motivación.

Lo de Alfio Basile depende de los resultados. Y entre los muchos amigos que le quedaron de su paso por el club, ninguno deseará su fracaso en la Selección. Pero si esto ocurriera, Coco tiene las puertas abiertas de Boca y es el otro gran candidato a sentarse en el banco si no sigue Ischia. "Viene, gana la Libertadores y cuelga todo", dice alguien de Boca, embalado.

Basile dejó una gran impresión en su anterior paso, y tan bien le fue --pese a un inicio complicado-- que esa campaña (ganó los cinco títulos que disputó) le valió la convocatoria de Julio Grondona en el 2006. Dejó al equipo en plena competencia con funcionamiento de Ferrari. La Volpe la chocó antes de fin de año.

jueves, 9 de octubre de 2008

Le pegó flor de grito a Cáceres

Banca al 10 del ex 10, que encima le dio a JC por su nivel: "Los centrales, pasa mi viejo y no hacen nada".

“Esto deben solucionarlo como hombres”, dijo Diego.
Qué percibís del vestuario?

-Tengo un gran cariño por todos ellos. Le tengo que dar la derecha a Riquelme, que se la ha jugado en la Copa Libertadores, en la Copa del Mundo, en el Sudamericano, en campeonatos domésticos. Hay que tener un respeto mayor hacia el hombre, se han hablado demasiadas cosas y se le echan culpas de un montón de cosas que seguramente no tienen nada que ver con su personalidad. Lo he conocido, he hablado. En un plantel es difícil encontrar tres o cuatro amigos, cada uno hace la suya pero respeta la camiseta para poder despegar todos juntos.

Del ex 10 para el 10. Un mimo de Maradona para Román, banca total. Como el presidente Pompilio el miércoles, ayer en Estudio Fútbol hubo respaldo total de Diego. Y más: "Quiero mandarle un saludo grande a Román, que estoy con él, que se quede tranquilo que se van a solucionar las cosas; que se hablaron cuestiones que no se debieron, que esto se debió hablar en el vestuario. Riquelme le ha dado muchas cosas a Boca para ser tratado como fue tratado". Lo respaldó, hasta con la decisión de estar en los Juegos por sobre Boca, algo que a muchos hinchas no les gustó: "Vamos a parar con el pibe, viene de un trajín bastante importante y aquéllos que dijeron que no tenía que ir a los Juegos deben entender que es una gran posibilidad, a mí me hubiese encantado ir y no tuve la chance. Ahora tendrá que ponerse bien físicamente, solucionar los problemas, pero no le echemos toda la culpa a él".

Parado en la vereda de Román, con la experiencia de haber sido líder de muchos equipos y de Selección, Maradona no fue duro con Cáceres por sus palabras sino por su nivel. Y de paso la ligó el otro central: "Lo que dijo, lo dijo ingenuamente, se dejó llevar por todos los trascendidos, se dejó llevar por todo lo que significa Boca; esto tiene que solucionarse, deberán encerrarse en una habitación y solucionarlo como hombres o tendrá que irse uno de los dos. Pero a mí me hubiese gustado un Cáceres con más tarjetas amarillas, igual que Paletta. Los dos centrales de Boca, pasa mi viejo por el medio de ambos y no le hacen nada. En vez de pedir que Riquelme la tenga más arriba, Boca necesita que los dos centrales se hagan respetar más".

También aprovechó para pegarle a Pompilio, con quien se distanció cuando asumió: "Ischia dijo que lo saca a Caranta, Caranta dijo que no quería jugar y el domingo cuando voy a la cancha, Pompilio dijo otra cosa. La culpa no la tiene el chancho, sino el que le da de comer. Ahora Pompilio aclara todo, pero cuando la cabeza visible no tiene en claro las cosas...".

Ya se hace la cabeza

Figueroa sueña con debutar en el próximo partido. Sí, en el Súper: "Uno tiene que demostrar, ojalá me haga jugar", dijo el ex River.

Ojalá que me haga jugar". La frase es de Luciano Figueroa, en su primera conferencia de prensa como jugador de Boca, sentadito en el hall de Casa Amarilla. Tiene una doble lectura, que reúne todas sus ganas: la de salir a la cancha con la camiseta de Boca. Aún restan detalles de su contrato a préstamo por un año, aunque él ya estampó su firma, pero ya quiere demostrar para qué vino. Y quiere, claro, hacerlo en el primer partido que tiene Boca luego de las Eliminatorias, nada menos que el superclásico. Y, así, quizás empezar a pagar con goles la fuerza que hizo Pompilio para traerlo y la predisposición de Ischia en aceptarlo, aun cuando primero no estaba en su consideración.

-¿Soñás estar al menos en la lista con River?

-Seguro. Todos queremos estar en partidos de tanta trascendencia. Por supuesto que depende del cuerpo técnico, ellos deciden. Pero me gustaría jugar...

-Se supo que el técnico prefería a Pavone. ¿Vos cómo te sentís?

-Yo llego bien, con ganas. Si es que no me pidió, trataré de hacer las cosas lo mejor posible para que me vea bien y me haga jugar. Me romperé todo en el entrenamiento para estar.

-¿Es difícil llegar a un club sin la venia del DT?

-Para nada. Yo creo que a un jugador no lo van a traer sin el consentimiento del DT. Obvio, uno tiene que demostrar que está bien. Para eso están las prácticas. Luego, él decidirá.

-Ya hiciste un gol...

-Estoy satisfecho porque trabajé a la par de todos. Primero en el gimnasio, con tareas de fuerza y velocidad. Y también me sentí muy bien en esa especie de picado que hicimos.

-Te volverás a encontrar con Riquelme...

-Es algo muy bueno jugar al lado de Román. Tenerlo de compañero es muchísimo. Si me toca jugar ojalá podamos entendernos bien... Bah, yo debo entenderlo a él. Riquelme es un gran jugador y los que lo acompañan sólo deben entenderlo. En cualquier momento te deja de frente al arco.

Dos veces le tocó ser verdugo de Boca, y gritó nueve veces. En la Quinta hizo cuatro (7-1); y en Primera cinco, en aquel partido ante Central, en Rosario, cuando Boca perdió 7 a 2, en el 2003. "Es cierto. Pasó hace tiempo. Una vez en el 99 y la otra en un partido especial, Boca vino con muchos chicos porque estaba festejando la obtención de un torneo. Era un equipo que no tenía experiencia", cuenta. Ahora, le tocará ponerse otra azul y oro. Y también gritar.

¿Y quién ataja?

Ischia esperará que vuelvan todos para definir el equipo. ¿Vuelve Caranta? ¿Jugará Cáceres?

Ischia parece pedir calma: hay tiempo para elegir los 11.
Para el superclásico crucial en la vida de este golpeado Boca falta algo más de una semana y hay algo más que una duda. Por caso, dos puestos aguardan definiciones que están más que nada ligadas a cuestiones extrafutbolísticas: el arquero y el primer marcador central.

Tras el confuso episodio con Mauricio Caranta, que el viernes quedó excluido de la lista de concentrados y contra Estudiantes atajó Javier García, ahora Carlos Ischia tiene que tomar una decisión. El técnico debe decidir si le devuelve el arco al cordobés, después de las explicaciones y conferencias del caso, o si deja en el arco a Javier García, quien tiene apenas cuatro partidos en Primera y un golpe muy duro en el último partido, con ese gol de tiro libre del Chino Benítez que se metió por su palo, luego de él que diera paso hacia adentro. Javi asumió las responsabilidades inmediatamente, señalándose el pecho, y luego lo hizo públicamente en cada entrevista. En la intimidad del día a día, todavía se lo nota golpeado a pesar de que recibió el apoyo de todos sus compañeros, con Riquelme a la cabeza. Hoy, a pesar de todos los malentendidos y las explicaciones cruzadas, Caranta le saca una ventaja para ponerse los guantes en el Monumental.

La otra gran duda es qué pasará con Julio César Cáceres. El jueves regresará de los partidos con su Selección y allí se las verá cara a cara con Riquelme, el técnico, dirigentes y compañeros. Y se definirá si hay sanción disciplinaria o qué determinación tomará el club con el jugador. Todo está en veremos...

Juega Palermo

El Loco se metió a full en la interna: dejó el consultorio, trabajó con sus compañeros y, en su rol de pacificador, habló pero para adentro. El objetivo: que se vuelvan a ocupar solamente del fútbol.

Palermo se entrenó en la cancha con el kinesiólogo Araguas y tuvo charlas individuales con Palacio y con varios más. El presidente lo quiere cerca del plantel por ascendencia.

Se habla de todo este quilombo pero se olvidan de que el domingo hay que jugar contra River".

Se lo dijo el miércoles a Pedro Pompilio, en el marco de una charla íntima que duró 20 minutos. Y lo repitió ayer, por pedido del presidente pero ya en el vestuario, en pequeñas charlas individuales que mantuvo con algunos compañeros. Martín Palermo, uno de los dos líderes del plantel de Boca (el otro es, sí, Riquelme), decidió meterse en la interna del grupo. No hablando públicamente sino puertas adentro, colaborando con el deseo de Pompilio de que el Loco participe más en el vestuario pese a estar hoy lesionado. Dicho y hecho. Ayer mismo, al 9 se lo vio cerquita del resto en la cancha de césped sintético, en lugar de pasar toda la mañana en el consultorio médico, como se lo veía hasta el miércoles. Con mucha ascendencia en el grupo (para grandes y chicos), la intención es que Martín ayude a calmar las aguas. Que mantenga su rol protagónico. Que haga de pacificador.

"No voy a hablar. ¿Qué voy a decir?", se excusó el delantero ante la consulta periodística. Y explicó que deberá aguardarse la llegada de Cáceres y de Riquelme para buscar la solución al conflicto. Alejado de los micrófonos para no seguir avivando el fuego, Palermo tomó distancia de la prensa pero no del plantel. Se sabe que al Loco lo separan muchas cosas de Riquelme. "Son dos personas muy diferentes", los comparó Chicho Serna. El propio Cáceres puso de ejemplo a Martín para criticar ciertas actitudes de Román. "Tiene 34 años y corre a la par de uno de 17, siempre con la mejor cara", lo elogió. Pero que Palermo y Riquelme no sean amigos no significa que haya guerra. Con la suficiente experiencia a cuestas, con varias batallas ganadas (muchas, juntos) mantienen una convivencia lo más normal posible a partir de la inteligencia. Los dos cuentan con el apoyo total de Pompilio y aprendieron a respetarse pese a que tienen pocos puntos en común. ¿Por ejemplo? El trato con sus pares.

Ayer, se vio a un Palermo más activo, haciendo acto de presencia en el entrenamiento. Mientras los jugadores hacían pesas, al Loco se lo vio hablando un rato largo con Palacio. No parecía una charla de fútbol. Martín gesticulaba y no paraba de hablar. Lo mismo hizo con otros jugadores. El 9 coincide con el presidente en que hay mucha juventud a la que es necesario hablarle para encarrilarla en este momento tan difícil, con los malos resultados deportivos y la interna al rojo vivo. Hablar como hizo en su momento con Chávez, a quien le aconsejó que se comprara una casa antes que un auto. O como con Viatri, en la pretemporada y antes de lesionarse, cuando le comentaba de la necesidad de cuidarse afuera para rendir adentro.

Los jugadores lo respetan mucho y por lo bajo comentan que Palermo es el verdadero líder y referente que tiene el plantel. Eso le da una responsabilidad que deberá asumir para ayudar a cerrar filas y que en Boca sólo se hable de fútbol. Lesionado, Martín igual juega en el vestuario.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Redobla la apuesta

Si bien el paraguayo Cáceres aceptó su error, aseguró que si en el club xeneize no lo quieren que le den el pase. "A lo mejor opiné de más, pero si va a ser una molestia mi presencia no tengo problemas. Buscaré otro club". Además, remarcó que cuando vuelva a Buenos Aires hablará con Riquelme. "Si quedan bien las cosas, quedan bien y si no, no se puede hacer nada", tiró.

SENTADO, ESPERA. "La directiva va a decidir qué pasa", aseguró Cáceres.

"Hablé más de lo que debí haber hablado". El paraguayo Julio César Cáceres volvió a comunicarse con los medios de su país, tras la repercusión de sus dichos contra Juan Román Riquelme, su compañero en Boca. "Se tomaron mal mis declaraciones, queriéndome enfrentar con él, y claro que se molestó. El también dijo muchas cosas de mí", agregó el defensor en el programa paraguayo Minuto 100.

"Si va ser una molestia mi presencia en Boca yo no tengo problema, tengo dos años más de contrato y si el club no quiere contar más conmigo tendrá que darme mi pase y veré un club, no hay problema sobre ese aspecto. Nunca discutí lo que él ha ganado en el fútbol. Pero, bueno, la directiva va a decidir qué pasa, yo nunca tuve problemas de nadie, mi error pudo ser haber hablado un poco de más", comentó sobre su posibilidad de ser retirado del equipo.

Cáceres también tiene muy en claro que en su regreso a Buenos Aires, hablará con el diez. "Después de esto tengo que ir a hablar con él, porque está molesto. Si quedan bien las cosas, quedan bien y si no, no se puede hacer nada", sentenció.

"En ningún momento objeté la calidad de lo que es Riquelme en Boca. Lo cierto es que estamos pasando una crisis en el plantel, no es como él declaro que yo lo estoy buscando para irme del club, porque si quería salir hubiese hablado directamente con la directiva", argumentó.

Banca para Román

El presidente salió a bajar los decibeles pero mostró un total apoyo a Riquelme. "Es un indiscutido. Tenemos el privilegio de tenerlo", confesó. También dijo que "hay que hacer una fuerte autocrítica y asumir las culpas". A Cáceres le mandó un mensaje: "Reconoció que se equivocó, pero con eso no alcanza".

RESPONSABLE. Pompilio fue el principal impulsor para que Riquelme vuelva al club. (DyN)
"Riquelme es un indiscutido", dijo Pompilio. (Del Plata)
1 de 2

Después de un martes repleto de polémicas y cruces de declaraciones, el presidente Pedro Pompilio salió decidido a bajar los decibeles en Boca. "Todos tenemos que asumir una parte de la culpa y hacer una fuerte autocrítica", afirmó. Habló con Julio Cáceres y con Juan Román Riquelme, los dos personajes estelares en la novela de ayer. El paraguayo le manifestó su arrepentimiento, mientras que Román le dijo que está muy molesto pero que su "sueño es darle un triunfo a la gente en el Superclásico".

Las últimas horas en el mundo Boca fueron intensas. "En menos de una semana parece que estamos en el fondo del mar, pero no es así", aseguró Pompilio. Habló en Vamos con Niembro, que se emite por Radio Del Plata, y en 90 minutos de fútbol (Fox Sports). Además, confiesa que "estamos a tiempo de dar batalla en el Apertura y en la Copa Sudamericana". Fue optimista, en un momento muy complicado por la infinidad de problemas que parece tener en el vestuario. Pompilio y ...

El conflicto: "Todos tenemos que asumir una parte de culpa. Es así como vamos a llegar a la verdad absoluta. Vamos a intentar no cometer más errores. Tenemos que tener una fuerte autocrítica. Me pongo en la cabeza de todo. Estamos a tiempo de dar batalla en el Apertura y en la Copa. En menos de una semana parece que estamos en el fondo del mar, no es así".

Las declaraciones de Cáceres: "Hablé con él. Le dije sos una persona de mucha experiencia. Justamente al que vos agrediste es uno de los que más insistió en que llegues a Boca. Me dijo que se había equivocado. Le recomendé que lo llame a Riquelme. Esto se puede recomponer. No es la primera ni la última vez que pasa. Esto es un club que potencia lo bueno y lo malo".

Su charla con Riquelme: "Me dijo que me quede tranquilo. Que él se va a ocupar de enfrentar este partido con River de la mejor manera. Que sería un sueño para él darle el triunfo a la gente. Pero me contó que estaba muy molesto por todo esto".

¿Qué pasó con Caranta?: "Yo dije la verdad. Creo en las jerarquías y por creí en Ischia. Por eso dije que quería hablar con el arquero. Me parecía muy extraño que no quiera jugar. No acelere ningún proceso. A través de la verdad y el sinceramiento se van a aclarar todas las cosas".

Las divisiones en el plantel: "Me ha tocado asistir a la Selección y se arman grupitos, mesas. Es lo mismo que en otro tipo de trabajos. Es natural en el fútbol. Nunca vi que en un vestuario las veinticinco personas tengan una relación excepcional. Hay que buscar el equilibrio. Boca tiene un potencial futbolístico muy importante. No lo ha podido manifestar por estas pequeñas cosas".

Respaldo absoluto a Román: "Tenemos un jugador extraordinario como Riquelme. A muchos no les podrá gustar, pero esos son temas que le escapan a Boca. Como jugador es indiscutido. Tenemos el privilegio de tenerlo. Como en otro momento tuvimos a Maradona o a Márcico, sin compararlos. Una característica de Boca es tener un fuera de serie. Boca no sabe lo que gana Riquelme. Lo aclaré veinte veces. Gracias al Villarreal y a la financiación, Boca paga 15 millones en cuatro años. Lo volvería a hacer cuantas veces tenga la oportunidad. Me parece que el club no debe dejarlo pasar por lo que es Riquelme. El cobra los premios como sus compañeros. Aquí que son todos iguales".

El manejo de Ischia: "En el caso Caranta no lo vi mal. Me dio la versión de lo que había pasado. El arquero me dijo otra cosa, y yo le plantee lo que tenía. Han aclarado la situación. Lo de Cáceres es muy difícil manejarse. Hay que esperar a que él vuelva. Ayer estábamos todos tranquilos y después entramos de nuevo en erupción".

¿La vuelta de Bianchi?: "Hará un mes y pico que no hablo. Lo saludé para su cumpleaños. Siempre que pasan estas cosas, la figura de él sale a la superficie. No vamos a desconocer lo que representa para Boca. Nadie ha hablado con él para un futuro inmediato. Todos apoyamos este proceso de Ischia".

La llegada de Figueroa: "Hizo los estudios médicos. Ha salido todo bien. Estuve charlando con él en el vestuario. Va a formar parte en la práctica de esta tarde".