martes, 21 de octubre de 2008

"Con Ortega caminando nos hacían más daño"

Román, un especialista en superclásicos, lo avisó en la previa y ayer insistió: "Ariel no necesita estar al 100% porque es diferente". Y dijo que Boca peleará el torneo.

Algo debe tener. Si cada vez que se cruza con una camiseta de River, termina con esa sonrisa ancha... Si, encima, la mayoría de esas veces resulta la figura del partido o, de mínima, aparece entre las principales... Si, además, le mete goles... Si, a esta altura, ya es garantía de felicidad en un superclásico... Evidentemente, el tipo, algo debe tener.

Ese quinto elemento, que va más allá de sus calidades con la pelota, podría definirse como espíritu, mentalidad o convencimiento. Pero se aceptan sugerencias para redondear la definición. Porque ni siquiera el propio Juan Román Riquelme sabe muy bien de qué se trata: "Lo que sé es que tengo la suerte de que contra River siempre me va muy bien. Cuando tengo que jugar un superclásico siempre pienso que voy a terminar feliz. Yo sé muy bien la importancia que este partido tiene para la gente de Boca, porque toda mi familia es de Boca, y por suerte me tocó perder sólo una vez, con goles de Aimar y Angel, en el Monumental", contó ayer Román, en el programa Indirecto, de TyC Sports. Ese clásico que recuerda el 10, que se jugó en el Apertura 99 (0-2), es hasta hoy la única derrota de Riquelme ante River por torneos locales en 12 partidos. La otra, que ni siquiera él la cuenta como caída, es el 1-2 del partido de ida de cuartos de la Copa Libertadores que, a la semana, se dio vuelta con un inovidable 3-0.

La estadística ubica a Riquelme como uno de los mejores jugadores de superclásicos de la última década. Todavía anda lejos de los 14 triunfos en 37 partidos de don Silvio Marzolini, récord, seguido por Antonio Rattin (12 en 27) y Antonio Roma (12 en 27) en el rubro, pero con este nuevo éxito Román ya suma seis victorias y alcanzó la línea de Guillermo Barros Schelotto (seis en 18) y Martín Palermo (seis en 15). Y quedó a sólo uno del Pato Abbondanzieri (siete en 14).

Tal vez si en Núñez lo hubieran escuchado, dada su condición de especialista en superclásicos, el domingo les habría ido un poco mejor. Pero ya era tarde para tomar el consejo de Riquelme, que en la semana había avisado que Boca tenía ventaja porque no jugaba Ortega. Y ayer sacó pecho de su vaticinio: "Con Ortega caminando, River nos hacía más daño... Por lo que representa para sus compañeros y para los hinchas. Si mal no recuerdo, en el último campeonato que River fue campeón, Ortega fue determinante en los últimos cuatro o cinco partidos, con goles y pases gol. No necesita estar al ciento por ciento, porque para mí es diferente al resto", insistió un Román feliz que, por si hacía falta, explicitaba su alegría con la inscripción de su remera: "De puta madre".

Luego, después de tirarle otro palito al River de Simeone por sus cambiantes tácticas, Riquelme le regaló una caricia muy grande a Carlos Ischia: "Hoy el hincha de Boca tendría que estar muy contento con el técnico que tiene. Lo llevó a pelear el torneo pasado hasta el final, puso al equipo en semifinal de la Libertadores, ganó la Recopa, los dos superclásicos del año, está peleando el torneo y la Sudamericana. Es para felicitarlo". Algo debe tener. No hay dudas. Nadie lo sabe mejor que un hincha de Boca. O de River.

No hay comentarios: