miércoles, 4 de junio de 2008

Que Macanazo

Un MacanazoDe no creer lo del equipo de Ischia, que jugó un dignísimo partido en Río de Janeiro y se terminó yendo sin nada. Sacó ventaja con un gol de cabeza de Palermo, pero no la pudo aguantar, porque los locales en un ratito lo dieron vuelta. Washington la clavó arriba de tiro libre y enseguida, Ibarra se la llevó por delante y la metió en su propio arco. Dodó lo liquidó sobre la hora. Los brasileños definirán el título de la Copa Libertadores con la Liga de Quito.


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DECEPCION. Palacio y Palermo se agarran la cabeza. Boca se quedó afuera de la Copa. (EFE)
En el mismismo Maracaná, el Boca de las hazañas quería volver a hacer un poco de historia para meterse en una final de la Libertadores. El rival, Fluminense, había sacado un resultado de lujo en el partido de ida (2-2) y por eso la ilusión de quedarse por primera vez con la Copa estaba intacta. Un encuentro clave para ambos equipos, que hace tiempo dejaron al margen sus campeonatos locales para cargar todos los cañones en este certamen. Un duelo a todo o nada, con un estadio colmado.

En la previa, Ischia tuvo algunas dudas. El malestar físico de Riquelme por una gastroenterocolitis lo dejó en vilo durante varios días. Por suerte para él y todo Boca, Román se recuperó. Hasta último minuto mantuvo dos dudas: Ibarra o Roncaglia como lateral derecho y Vargas o Chávez como volante. Finalmente, el técnico se la jugó por la experiencia. El Negro y el colombiano salieron desde el arranque en el Maracaná. La misión era ganar. Y como a lo largo de toda la Copa, el conjunto argentino la tenía difícil de entrada. Acostumbrados a esta circunstancia, lejos estaban de ponerse nerviosos en los minutos iniciales. Se pararon en campo contrario, con mucha presión y una gran actitud.

Tan bueno fue el comienzo que la primera opción de riesgo fue para los visitantes. Jesús Dátolo apareció sólo por izquierda, tiró el centro que no llegó a donde esperaba Palermo, listo para mojar. Fluminense, de a poco, salió y respiró. Gabriel fue hasta el fondo, buscó por arriba a Washington, y el delantero la bajó en el medio del área, se acomodó y la tiró lejos. Otra vez, como en la ida, los brasileños complicaban con las pelotas aéreas. Y Washington, el más alto del equipo local, empezaba a hacer de las suyas. Boca estaba concentrado, muy metido en el partido. No le pesaba el constante bullicio del público, que había llenado las tribunas del mítico Maracaná. A Palermo le quedó servida en el punto del penal, pero le dio derecha y se fue cerca. En tanto, Palacio era un peligro constante para los defensores del Fluminense.

El equipo de Renato Gaúcho no tenía muchas chances y las que tenía, no las aprovechaba. No conseguían imponer respeto. Thiago Neves probó con un tiro libre desde una inmejorable posición, pero su remate se fue por arriba del travesaño. En cambio, el Xeneize dominaba y se animaba, como lo hizo antes contra Atlas en México y también en Brasil con Cruzeiro. Dátolo era una buena variante para atacar por la izquierda. El ex Banfield desbordó, y Vargas, tras un rebote, no pudo definir y le entregó una masita a Henrique. Como en Avellaneda, Riquelme hizo amonestar a dos jugadores en un tiro libre. Estuvo dos minutos para patear y el paraguayo Carlos Torres mostró tarjetas. Eso sí, el final no fue el mismo y no terminó en gol. Román estaba muy marcado. Cuando le llegaba la pelota, tenía dos hombres encima.

La última del primer tiempo fue para Boca. Palermo se esforzó para cabecear y el arquero del Fluminense voló para salvar el cero en su valla. Una etapa inicial que tuvo, una vez más, a un equipo de Ischia dominante y seguro de su juego. Sin embargo, la falta de eficacia en los metros finales no le permitía estar al frente en el marcador.

El complemento empezó con la misma sintonía. Boca salía a buscar al campo contrario. Dátolo presionó y robó la pelota, habilitó a Riquelme que esperó a Palermo y el goleador falló en la pegada. Palacio, de lejos, se animó y Henrique, sin complicaciones, la mandó al corner. Los visitantes jugaban mejor que su rival y el gol estaba al caer. En la contra, Fluminense pudo abrir el tanteador con Cícero. A los 12, lo que todo el equipo de Ischia quería. Dátolo, de nuevo, tiró el centro y Palermo, cúando no, cabeceó para clavar el 1-0.

Con el resultado desfavorable, el local se vio obligado a conseguir el empate. El técnico movió el banco y metió a Dodó, un peligroso delantero. Y la suerte estuvo de su lado. En la primera de riesgo, Washington acarició la pelota en un tiro libre y encontró la igualdad apenas seis minutos después del tanto de Boca. El Xeneize tenía todo controlado y en un minuto el partido se le hizo cuesta arriba. Se le complicó aún más cuando Conca remató al arco y se desvió en Ibarra, Migliore no pudo volver atrás y la pelota entró en cámara lenta al fondo de la red. Un 2-1 que no reflejaba lo visto hasta ese momento en el Maracaná.

El final fue emotivo. Boca iba con todo en búsqueda de ese gol que le permitiera llegar a penales. Ledesma (había ingresado por Vargas) entró al área, tiró y un defensor sacó en la línea. También tuvo su chance Palermo y Henrique salvó. El travesaño ayudó en un cabezazo de Cáceres. Boca ponía el corazón. Por su parte, Fluminense dejaba todo en cada jugada, defendían con el alma esa ventaja de 2-1. Ischia se la jugó con Boselli y Chávez, y se quedó sólo con tres defensores. Era a todo o nada. Y así luchó hasta el último minuto. Dodó, en tiempo de descuento, cerró la historia con un derechazo.

No pudo ser. Merecieron otro final, luego de un partido que habían dominado con esa impronta que los caracteriza en la Copa. Fluminense tuvo la reacción oportuna y disputará la definición de la Libertadores contra la Liga Deportiva Universitaria de Quito. Se acabó, con la frente bien alta, el sueño de Riquelme y compañía de defender el título.

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