lunes, 23 de junio de 2008

Boca Es Mundial...

¿Te imaginás a Ronaldinho y a Edgar Davids de azul y oro? Del brasileño se habló aunque es casi imposible. Y el holandés muere por venir pero le cerraron la puerta. FERNANDO PÈREZ| faph_94@hotmail.com


Dinho, en el Mineirao. Ahí habló con gente de Boca.
Sueño en una noche de clásico


El holandés de los anteojos juega en Ajax, en su país.

Miércoles 18. Belo Horizonte. Estadio Mineirao. Partido de Eliminatoria sudamericana. Brasil - Argentina. Entre la comitiva de dirigentes argentinos que viajaron hasta allá, en representación de Boca, estuvo Juan Carlos Crespi, vice 3º del club. Y en el palco aledaño, separados apenas por un vidrio, se ubicó Ronaldinho y su gente. En el entretiempo, ni lerdo ni perezoso, el dirigente xeneize se acercó al crack brasileño, se presentó y cruzó unas palabras en tono protocolar. Luego, claro, no quiso dejar pasar la oportunidad sin tirar un tirito al aire y después lamentarse. "A ver cuándo venís a jugar a Boca. Sería un gusto...", le dijo Crespi, y le entregó su tarjeta personal. Dinho sonrió. Mostró sus famosos dientes.

La situación fue real. Existió. No se trata de producto de una ficción. La charla que empezó en Belo Horizonte siguió al día siguiente, telefónicamente, cuando el hermano y representante de Ronaldinho, Roberto de Assis, se comunicó con el mismo Crespi para agradecerle la cordialidad y para tantear si se trataba realmente de un dirigente xeneize. Y quedaron en buenos términos. "Ronaldinho está de vacaciones y por el momento no hay nada. Tiene contrato con el Barcelona hasta el 2010 y en estos momentos la idea es seguir allá", le explicó De Assis a Olé, desde Porto Alegre.

A pesar de que el brasileño seguiría en Europa, la posibilidad de ponerse alguna vez la camiseta de Boca no le desagrada. Primero, por ser gaúcho, de la zona sur de Brasil, en su infancia vivió el fútbol argentino más de cerca. Y segundo, porque sabe que son los colores de su ídolo Diego Maradona. Incluso, de una visita que el Diez le hizo en el 2005 cuando vino con Brasil a jugar ante la Argentina se llevó una réplica de la camiseta boquense del Metro 81 y una azul de la Selección de 1987, ambas con la leyenda: "Para mi amigo Ronaldinho". Y además, el hijo de Roberto y sobrino de Dinho se llama Diego. Entonces, ¿por qué no?

A pesar del llamado de De Assis a Crespi, no hubo un intento de la dirigencia de empezar realmente una negociación. Todo quedó ahí por obvias diferencias económicas. "Con Maradona tenemos una hermosa relación, es una persona que nos encanta, un amigo y sabemos que su equipo es Boca, pero en este momento no tenemos la idea de volver a Sudamérica", agregó ayer De Assis.

Pero si bien el brasileño tiene contrato con el Barcelona y ya está dicho que en caso de irse de ahí, a los 28 años, pretende continuar en Europa, la historia tuvo un nacimiento sorpresivo durante el partido entre Brasil y Argentina, empezó a morir al día siguiente cuando no se intentó nada más serio y terminó de caerse con la confirmación del hermano de Ronaldinho. Pero, al parecer, no para siempre: "Si me preguntan de Boca, ahora no hay novedad, no sabemos nada. Pero esto es fútbol y nunca se debe cerrar una puerta...".


Sueño holandés en Japón

Levantó los brazos y saludó a los miles de japoneses que habían llenado el Nissan Stadium. El aplauso espontáneo, general, lo premiaba como el mejor jugador del partido. La mejor jugada, a esa altura, había sido la de Nakata: el ídolo japonés había organizado el amistoso entre las estrellas de su país y las del mundo con el sólo motivo de recaudar fondos para las víctimas del ciclón que en mayo arrasó Myanmar. Ese sábado 7 de junio, Edgar Davids se sintió pleno, feliz, por la obra de bien realizada. Después de las duchas, de compartir anécdotas en distintos idiomas en ese multifacético vestuario, el holandés se encontró con un empresario italiano que suele venir a la Argentina. Se conocían, por supuesto. Cuando la charla, breve pero intensa, estaba finalizando, Davids le hizo un pedido muy especial:

"Llevame a Boca". El italiano, acostumbrado a grandes batallas, se sintió helado mas no sorprendido: hace tiempo que el volante quiere cumplir su sueño de jugar en el fútbol argentino, especialmente con la camiseta de Boca y más especialmente pisando el césped de la Bombonera. Inmediatamente, entonces, comenzó el operativo. No hizo falta que el italiano, como tantas otras veces, viajara a Buenos Aires. Esta vez, el imponente teléfono celular alcanzó para dar el primer paso de la ingeniería que debía terminar con Davids en Boca. Gustavo Goñi, mientras negociaba la renovación del contrato de Palermo, le trasladó la inquietud al presidente Pedro Pompilio.

"Me encantaría jugar en Boca", dijo el holandés en Japón. "Tiene ofertas para seguir en Ajax de Holanda y también para ir al fútbol de Estados Unidos y de Japón. Sin embargo, a él lo que le interesa es vivir la experiencia de jugar en la Argentina", confirmó Goñi. Todo eso llegó a oídos de Pompilio, quien analizó dicha posibilidad, lo pensó y, finalmente, la desechó.

Si Boca quería, Davids cumplía su sueño. La prioridad del jugador, en este caso, era lo deportivo, no lo económico. Después de una larga carrera, de ser el actual líder del Ajax, a los 35 años, el hombre de los lentes buscaba darse un gusto. Por lo pronto, Pompilio no le abrió la puerta. En Boca no dejan de valorar las condiciones de un jugador con semejante jerarquía y una enorme trayectoria. Sin embargo, suponen que este tipo de jugadores (en este caso un volante todoterreno, fuerte), que cargan con el peso de tanto apellido y que están en el final de sus carreras, pueden no sentir un verdadero compromiso.

La historia nació ese 7 de junio en Yokohama y se derritió en las oficinas del club. Davids, con el pase en su poder, ya sabe que Boca no le hace un lugar. Dicen, los que lo frecuentan, que no pierde las esperanzas. Carlos Ischia, en principio, no habría formado parte de la decisión. "Fue una propuesta algo insólita, pero quedó en eso", cerró Pompilio, quien dijo en las últimas horas que tiene guardada una sorpresa. De Holanda, por lo visto, no viene...

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