sábado, 19 de julio de 2008

El ''Tata Olìmpico''.

Alvaro González sobresalió en el exigente trabajo físico. El yorugua llegó a sacarle 100 metros al resto.


El Tata González voló en Maryland. Lideró siempre el pelotón. ¿El último? Allá se lo deja ver... sí, fue Palermo.
¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, y por este cielo celeste y diáfano con sol impiadoso de Washington tampoco pasó Superman, siempre más amigo de los rascacielos de Nueva York que de las arboledas del estado de Maryland. Por aquí, el que pasó fue Alvaro González, uruguayo y rioplatense, pero lo más parecido al viejo superhéroe americano en el trabajo físico de Boca de ayer a la mañana. El volante, que en la práctica de fútbol del miércoles fue titular por la derecha, sobresalió en la exigente tarea que diagramó el Profe Alfano.

Donde en las pretemporadas de verano en Tandil hay un lago, como ocurre en el circuito del dique de la ciudad de las sierras, aquí hubo una cancha de béisbol. Pero los jugadores apenas si alcanzaron a notar la diferencia. Para ellos no hubo respiro en el ejercicio de máxima potencia aeróbica, donde debían exigirse a todo lo que daban durante cuatro minutos, con seis repeticiones. Alrededor de un circuito especialmente delimitado con banderines, que a la vez hacían de marcas para determinar cuántos metros recorría cada uno, el pelotón de Boca dio vueltas toda la mañana.

En la primera pasada volaron las remeras, a pesar de que el sol picaba, y a partir de la segunda volaron las ganas de ser futbolista y jugar en Boca. "¿Por qué no habré estudiado y terminado una carrera?", suspiró uno con el último aliento. Mientras Palermo, siempre el último, soltaba un alarido de dolor a modo de desahogo cuando se cumplían los interminables cuatro minutos. Desde ya, porfiado y profesional, el goleador no le robó un metro al ejercicio y cumplió a pesar de las lágrimas que casi se le escapan en cada parada de hidratación bajo la sombra de un árbol.

El grupo de vanguardia, además del Tata González, que por momentos le sacó alrededor de ¡100 metros! al resto y luego juró no tener pasado en el atletismo, también lo integraron Dátolo, Benavídez, Chávez, Noir, Maidana y Vargas, con alguna alternancia de posiciones en cada vuelta y por momentos con una pica de pasos y sobrepasos entre Pochi y Benavídez. Y el malón lo cerraron una y otra vez Gabriel Paletta y Palermo.

Mientras, alrededor de los players, se repitió la escena de hinchas sentados en reposeras con mate y camaritas en mano (casi 500); hinchas embanderados en azul y oro; mini hinchas de dos a diez años con camisetas celestes y blancas; y también señoras norteamericanas que seguían su rutina de trote o bicicleta sin entender bien la razón de tanto alboroto. Hasta que alguna se animó a preguntar. "This is Boca, señora", le explicó uno. Y, sin entender demasiado, la americana devolvió un "oh" de cortesía y siguió en su mundo corriendo a lo Tata González.

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