viernes, 14 de marzo de 2008

''Si Guillermo Me Lo Pide Yo Uso La 7''


Fana del 14, el número que usa, la Joya admite que la camiseta de su ídolo lo seduce, pero no la viste por respeto. "Si Guillermo me lo pide...", insinúa, en cambio. Y dice que en Boca se quedaría a vivir.

Algunos, en aquellos primeros tiempos de convivencia bajo los mismos colores, podían pensar que se trataba de una postura forzada para pagar el inevitable derecho de piso. Algunos otros, ya menos que al principio, también podían interpretar que aquellas repetidas loas para su competidor directo por el puesto eran una manera de congraciarse con el referente al que relegaba al banco, un peso pesado de todos los tiempos. Y por ahí alguno más, ya un caso aislado, podía pensar que los elogios del ídolo chico al ídolo viejo, que se repitieron hasta los últimos días que compartieron en Boca, seguían siendo una puesta en escena para la tribuna. Pero, a esta altura, con Rodrigo Palacio consagrado en el club y Guillermo Barros Schelotto disfrutando sus últimos años de fútbol en Estados Unidos, ya no puede quedar ninguna duda de la admiración mutua. Menos aun si uno de los últimos deseos de Rodrigo antes de marcharse hacia Europa, cosa que ocurrirá seguramente en junio, es justamente ponerse la camiseta del Melli: "Sería un orgullo utilizar la camiseta número 7 antes de irme del club. Yo estoy identificado con la 14, pero si Guillermo me pide eso, lo haría. Aunque todos sabemos que la 7 es de él", confesó Palacio ayer en una entrevista concedida al sitio oficial en Internet que tiene Boca.

No era cuento, entonces, la reverencia constante del dueño de la 14 para el titular eterno de la 7. La admiración de Rodrigo, historia conocida, empezó mucho antes de coincidir en Boca. Más precisamente aquella vez que un Palacio que todavía soñaba goles en Bahía Blanca visitó a un Guille que ya brillaba en Gimnasia en una práctica en La Plata. Uno se fue con una camiseta firmada, una foto para la posteridad y esa felicidad inmensa que causa el cara a cara con un ídolo. El otro, con la satisfacción de haber cumplido con un hincha y, claro, sin la remota idea de que el fútbol los volvería a poner tan cerca bastante más allá en el tiempo. En Boca se conocieron en enero de 2005, cuando Palacio aterrizó en el club después de descoserla en Banfield, y enseguida Guille lo puso bajo su ala. Fue su consejero durante la adaptación al club, su sostén ante los frecuentes bajones anímicos y su primer defensor ante las críticas de la prensa por la puntería torcida. Todo a pesar de que los goles del recién llegado lo condenaron primero al banco y, a la larga, a ese exilio privilegiado que viven las estrellas en Estados Unidos.

No sólo se llevaron bien dentro de la cancha, las pocas veces que compartieron una. O mejor dicho, en el vestuario. Afuera, a pesar de la diferencia de edad, también hicieron migas. E incluso a fines del 2005 decidieron pasar juntos unas vacaciones en México con sus respectivas familias. Ahora que Rodrigo ya dejó bien lejos la adaptación, atrás las irregularidades y otra vez brilla entre las estrellas de Boca, ahora sí entonces, está dispuesto a cumplir todos los sueños pendientes antes de la inevitable despedida. Porque eso marca la realidad por más que también diga que le encantaría firmar un contrato eterno con Boca: "Estoy muy cómodo en el club, y seguro que firmaría un contrato así, de por vida, pero soy consciente de que es complicado porque todavía soy joven, y tal vez al club no le conviene tanto que yo me quede". Igual, mientras empieza a preparar el adiós, y elige los goles a San Pablo por la Recopa como los más importantes que hizo en el club y los que le metió a Racing y Huracán (TA) como los más lindos, ambos desde fuera del área, disfruta de este presente azul y amarillo: "Boca fue lo mejor que me pasó en mi carrera. De chiquito soñé esto y lo pude cumplir", contó.

Ahora a Rodrigo sólo le falta ponerse en algún partido esa 7 que, después de estar casi un año guardada en el placard de Casa Amarilla, en este torneo le tocó al pibe Pablo Mouche, quien la pidió especialmente pese a lo que pesa ese número en la espalda, o quizá precisamente por eso. Guillermo se puede quedar tranquilo si Rodrigo se da el gusto. Seguro que el 7 le quedará tan bien a Palacio como al viejo ídolo de Boca.

Fuente: Olè

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