domingo, 4 de noviembre de 2007

Boca Vs Racing


Las equivalencias representan una porción importante dentro del juego. Pero luego se desprenden los imponderables del fútbol. Se miden fuerzas, la categoría de los intérpretes, las aspiraciones colectivas. Con esos elementos se alcanzan las conclusiones para un resultado supuestamente lógico. Pero, cómo se dijo, no suelen cumplirse las valoraciones con los desenlaces. Ayer, sin embargo, en Avellaneda, los razonamientos resultaron apropiados. Boca ganó porque fue mejor colectiva e individualmente. Porque la diferencia de jerarquía entre algunos jugadores xeneizes y los de la Academia fue realmente notoria. Y se quedó con la victoria porque su aspiración era retornar al escalón más alto del torneo (comparte la cima con Lanús, con 27 puntos) y no lavar la imagen con un triunfo en un clásico.

Claro, tampoco debe dejarse a un costado esta aclaración. Un guiño en un compromiso de esta magnitud puede hacer fluctuar considerablemente la estabilidad emocional de uno u otro equipo. Incluso, una diferencia de tres goles puede transformarse en una inyección anímica determinante para el equipo de Miguel Angel Russo en su sprint final en el Apertura y de cara a su gran cita del mes próximo, en su excursión a Japón para disputar el Mundial de Clubes.

Pero claro, una goleada en contra también tiene sus consecuencias. Así, se abrió una serie de interrogantes sobre las capacidades de los muchachos de Gustavo Costas y hasta se desataron los primeros rechazos para el DT.

Durante los noventa minutos de juego determinadas acciones pudieron influir en el desarrollo. La lesión de Facundo Sava a tan sólo nueve minutos del comienzo modificó el plan de Costas. Mucho depende la Academia del delantero. Pero el Colorado está para la terminación de las jugadas y el problema de Racing estuvo en la generación del juego. Se suponía que debía asumir esa responsabilidad Sebastián Arrieta, pero lejos estuvo de hacerlo. Apenas dos chances tuvo la Academia, con un cabezazo de Sosa que dio en el travesño y con una media vuelta del propio Arrieta que Caranta envió al córner.

Boca no derrochó brillo y virtuosismo. Pero como se dijo, el nivel de categoría en estos duelos marcó la diferencia. En la mitad de la cancha Ever Banega, en su vuelta al equipo titular, sostuvo el ritmo xeneize. Ni Bastía ni Pellerano ni Romagnoli, lograron cortar el circuito de juego que el conjunto de Russo elaboró desde el centro del campo. En el ataque, Rodrigo Palacio, sin destellos, no tuvo problemas para superar, fundamentalmente a Gonzalo García, la resistencia que ofreció la última línea rival. Es más, Boca dio ventajas en el bloque defensivo y eso se puso de manifiesto por la propuesta de Racing de jugar de contraataque, pero lo que produjeron el Piojo López y Arrieta resultó insuficiente.

Para desanudar los primeros 45 minutos sin goles, llegó el zapatazo de 25 metros de Cardozo a los 23 segundos del segundo capítulo. A partir de allí se profundizaron las diferencias y se desnudó definitivamente la falta de recursos de Racing. La Academia fue un cúmulo de voluntades sin una idea concreta y Boca se acomodó a esa circunstancia. Así estiró la ventaja Rodrigo Palacio, después de una excelente habilitación de Banega. De la misma manera aprovechó la confusión del equipo de Avellaneda que pobló el campo de delanteros, como si eso fuera garantía de algo. Y en ese contexto, el visitante también sacó provecho de los nervios del rival, que se tradujo en el penal que Bastía le comentó a Vargas y Palermo cambió por gol.

El desenlace fue el lógico, aunque eso suene antipático. Boca ganó porque fue superior, pero lo más complicado para Racing es que lo fue siempre, incluso, desde antes de que comenzara el partido.

  • Todas las miradas puestas sobre Sergio Pezzotta La gente de Racing estuvo atenta a la tarea de Sergio Pezzotta, que fue el árbitro del escandaloso final entre la Academia y Tigre. Tuvo un desempeño regular y dudó en algunos fallos. Por ejemplo, a los 20 minutos del primer tiempo y con el partido empatado 0-0, no aplicó la ley de ventaja para Arrieta que, después de capturar un rebote tras una falta sobre el Piojo López, había quedado mano a mano con Caranta. Pezzota, con su mano en alto, pidió disculpas por hacer sonar su silbato y no esperar el desarrollo de la acción.
  • Chau Gente...!!

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